Se van, pero guardan la esperanza de que las autoridades cumplan. Luego de un desacuerdo, al fin los vendedores del Mercado Público de San Felipe accedieron a mudarse al nuevo, es más, hasta la Virgencita está mudada.
Dormir fue casi imposible para Odalilia de Elizondo, quien siente que ha dejado su vida entera en su destartalado rinconcito de ventas de especias.
Fueron 62 años los que dejó aferrada a su mostrador, de los 68 que lleva cumplidos.
Toda una historia guarda el mercadito para esta orgullosa madre de familia, que a mucha honra gracias a sus noches de esfuerzo, pudo enviar a sus dos hijos a las mejores escuelas de Panamá e, incluso, terminar sus estudios en Estados Unidos.
Su agotado rostro denotaba que recientes lágrimas habían brotado de sus ojos, pues aseguró que pensar que ya no estará en el lugar que le heredaron sus padres y en el cual ha estado desde los seis años, le partía el alma. Aunque sabe que la mudanza era inevitable, sólo espera que Dios la acompañe como siempre lo ha hecho. Hoy, en horas de la mañana, es la inauguración del nuevo local.
TAMBIEN VAN
Billeteros y vendedores ambulantes siguen a su clientela, y también cambian de lugar de trabajo.
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