Al menos 15 ballenas piloto, murieron ayer tras quedar varadas en una playa de la Isla Sur de Nueva Zelanda, mientras que otras doce podrían morir en las próximas horas. Las ballenas llegaron en dos grupos a la Bahía Golden, el primero de ellos compuesto por seis cetáceos, de los cuales tres murieron, y el resto logró volver a mar abierto.