El resto del país, que son más de la mitad, es decir: desempleados, subempleados, buhoneros (integrantes de la economía informal), siguen esperando que el gobierno diga en qué les beneficia a ellos la reforma fiscal. También esperan que la empresa privada mencione en qué medida puede ayudar a cambiar la triste realidad de que más de un millón y medio de panameños viven en pobreza y pobreza extrema, a pesar que el país crece y hay tanta plata en los bancos.
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