Un terreno baldío reclamado por su dueño en Loma Linda de Pedregal, David, fue el lugar de una batalla campal entre las familias que lo habitan y la Policía Nacional. La orden de desalojo fue dada por el corregidor.
El calor del sol estaba en su apogeo cuando las bombas lacrimógenas empezaron a sonar, antes que los habitantes de las tierras respondieran con piedras, palos y hasta botellas.
En tanto, un grupo de Control de Multitudes avanzó hacia el interior del terreno y un camión con trabajadores del supuesto dueño llegó hasta las casas de zinc para destrozarlas.
Sin importar las bombas que caían sobre su casa, Leticia Alvarado se aferraba a su hija de 12 años, impactada por lo que estaba pasando, para que la residencia que había construido con mucho esfuerzo no fuera destruida.
Sin embargo, a pesar de su negación, ella y su hija fueron sacadas por varios policías.