La gente lucha a brazo partido por conseguir una bolsa de comida, a pesar de los "toletazos" que reciben de los soldados de la ONU.
Jesús Simmons
| DIAaDIA
Sin Dios ni ley. Luego de que Haití fuera devastado por un fuerte terremoto de 7.3 grados en la escala de Richter, el pasado martes 12 de enero, la muerte, la desesperación y el hambre cabalga a todo galope por el país caribeño.
Los miles de muertos tirados por las calles y los que están atrapados bajo los escombros dan un aspecto dantesco a Puerto Príncipe, capital del país, ni hablar del olor putrefacto que se respira en el ambiente.
Los que más sufren a causa de este gran desastre son los miles de heridos que llegan a los pequeños puestos de salud ubicados en el Parque Industrial, donde se encuentran instalados los socorristas de varios países.
Los lamentos de los heridos y el mal olor de sus heridas le parten el corazón a la persona más fuerte del mundo, al punto que muchos rompen en llanto. Confieso que a mí se me salieron las lágrimas en varias ocasiones.
Como unos verdaderos titanes, los médicos que socorren a los heridos luchan contra la escasez de medicamentos y la falta de equipos adecuados para atender las espantosas heridas.
Esta falta de medicinas causa que las heridas de las personas se pudran, y hasta ponen en peligro sus extremidades.
La falta de yeso es otro dolor de cabeza, por eso, hombres, mujeres y niños son entablillados con pedazos de cartón en una mesa de madera al aire libre.
Otra experiencia de las más lamentables es ver cómo los haitianos son maltratados en su propia tierra por los cascos azules de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuando intentan conseguir algo de comida en los centros de ayuda. Se entiende que hay poner orden, pero no deja de ser una visión dolorosa.
Y es que la falta de apoyo ha llevado a que los comercios que se encuentran en Puerto Príncipe sean saqueados. Además, los muertos son amontonados y quemados en las calles de la capital.
Ante la mala distribución de la ayuda, son muchos los haitianos que intentan salir del país; los que tienen dinero son más afortunados, porque pueden salir en avión.
En cambio, el haitiano que no tiene dinero tiene que viajar hasta República Dominicana, montado y apretujado en unas "guaguas", unos pintorescos camiones que les cobran elevados pasajes.
A pesar de la devastación que dejó el terremoto, muchos haitianos creen que esta es la oportunidad que el país tiene para salir adelante.
Al menos esto es lo que piensa Rachel Doucet, a quien los socorristas panameños ayudaron para sacar a su cuñada, Nadine Sesassine, de los escombros del Unibank.
Luego de trabajar por más de 17 horas, las esperanzas de sacar a Nadine con vida de los escombros se esfumaron y Rachel rompió en llanto al conocer la trágica noticia.
En medio del dolor, Rachel dijo que los haitianos se van a sobreponer a la tragedia y van a construir un nuevo Haití.
Esta misma opinión la comparte el profesor de francés, inglés y español, Frantz Monfort, pero es consciente de que tienen que esperar, porque el Gobierno y la empresa privada no pueden pensar en nada, por ahora.
La falta de respuesta de su presidente René Préval los ha desconcertado, pues no ha dado la cara para determinar qué se va a hacer para sacar al país de la profunda crisis en que los sumió el terremoto.
VICTIMAS
A 12 días del fuerte terremoto, las esperanzas de encontrar sobrevivientes son nulas, por eso las autoridades haitianas suspendieron las labores de rescate.
Cifras oficiales del Gobierno haitiano, reportaron que cerca de 111, 500 personas perdieron la vida en el terremoto, pero esta cifra podría aumentar con la remoción de los escombros.
Además, unos 194, 000 habitantes resultaron heridos y más de 600 mil personas perdieron sus viviendas sólo en Puerto Príncipe.
Ahora, la preocupación es la situación sanitaria, por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado equipos de epidemiólogos para controlar brotes de enfermedades de transmisión, como cólera, rubéola o el sarampión.
Luego de que la delegación de socorristas panameños hiciera un buen trabajo, el Gobierno enviará un grupo de médicos que partirá mañana para colaborar en las labores de salud.
Entretanto, los haitianos, como fantasmas, recorren las calles y los escombros, esperando encontrar vida y comida.
NORTEAMERICANOS:
Estados Unidos ha enviado tropas a Haití, que se han apoderado del control del aeropuerto del país caribeño. Ayuda:
La prensa internacional y los haitianos están cuestionando la labor que está desempeñando la ONU.