Hola Moza: Le escribo para que me oriente. Yo soy una señorita de 25 años que no sabe por qué la gente siempre se ensaña contra mí. Yo pertenezco a un grupo de la parroquia y tengo un importante puesto.
Lo malo es en los empleos en los que he trabajado, siempre me envidian y están viendo lo que hago o dejo de hacer. Siempre se fijan en cómo me visto, y las escucho murmurando, y sé que siempre es porque están hablando de mí.
Todas son unas envidiosas, y por eso raras veces hago conversaciones con ellas, además, ellas son mujeres que no están en el camino del Señor.
Cuando me hacen algo, yo les contesto para atrás porque, no crean, yo no me dejo; yo soy mansa, pero no mensa y como saben que soy de la Iglesia, me quieren agarrar de tonta. No me dejo tampoco de los jefes, que a veces quieren que me quede un poco más, pero yo tengo mis compromisos. Por todo eso, me he quedado sin empleo y la verdad es del tercero que me botan en menos de dos años, yo creo que esas son pruebas que tengo que pasar y que el maligno me pone para probar mi fe. ¿Qué hago para que en el futuro mis compañeros cambien y no me agarren envidia? Zolangel
ESTIMADA ZOLANGEL:
Qué pena me da decirte que la que debe cambiar eres tú. Mira, si te pasa esto recurrentemente en los empleos es porque algún problema de actitud debes de tener.
Hasta cierto punto, siento que eres un poco vanidosa y te sientes superior a los demás, y esa no es la actitud de un buen cristiano, que debe ser ante todo humilde.
Piensa en quien hablaba como lo haces tú, y no es otro que el fariseo que le daba gracias a Dios por no ser como el publicano, y al final era más pecador. Sé que mis palabras son fuertes, pero es para que reacciones y te des cuenta de que lo que haces no es lo correcto.
Quizás tus compañeras te tratan así porque sienten tu rechazo, piensa en lo que te digo y cambia de actitud. Pídele a Dios que te dé mucha sabiduría.