Durante los últimos días, el tema que ha estado en la palestra ha sido el caso de los siete menores de edad quemados en el Centro de Cumplimiento de Menores en Tocumen, que ya ha cobrado la vida de cinco de ellos.
Las imágenes vistas en televisión despiertan la angustia de cualquiera, ver las llamas, escuchar los gritos y luego presenciar los cuerpos quemados da mucho pesar, pero para mí, hay algo que preocupa quizás un poco más.
No hay duda de que los derechos humanos de estos jóvenes fueron violados, pero no hay que olvidar el porqué ellos, al igual que muchos otros, están en un centro penitenciario.
Y aquí, más que a ellos, hago el llamado a los padres de familia y a la sociedad en general. Señores, estos muchachos no estaban allí precisamente por ser bien portados, ¿qué los llevó a cometer un asalto, a tener un arma de fuego ilegal, o a hasta asesinar a una persona?
En el transcurso del tiempo se ha conocido la historia de cada uno de ellos, madres que aseguraban que de nada valían sus consejos y esfuerzos para que el comportamiento de sus hijos cambiara, pero otras, que tristemente aún no quieren aceptar que sus hijos hicieron mal y por eso estaban detenidos pagando una condena.
Días atrás, por BlackBerry se difundió una cadena en la que una madre le decía a otra que por lo menos ella podía ver a su hijo, aunque sea en prisión, mas ella al suyo solo lo visitaba una vez a la semana en su tumba porque el hijo de la segunda mujer lo había asesinado...
No soy quién para lanzar la primera ni la última piedra, el resto se lo dejo a su criterio...
