La golpeó, se fue caminando tranquilo y ahora nadie sabe dónde está. "Lorena" (nombre ficticio) se encontraba durmiendo en la sala de su casa cuando de pronto sintió que una persona le tapaba la boca y la nariz. Eran las 6: 00 a.m. del pasado viernes. Al despertar, se encontró de frente con Ángel Espinoza, con quien había terminado pocos días atrás. Al escuchar el forcejeo, el hijo menor de Lorena, de 9 años, se asomó para ver qué ocurría, y se encontró con el extraño cuadro, Ángel le dijo que fuera a su cuarto a jugar, que él estaba atendiendo a su mamá que estaba enferma. El niño hizo caso, pero al ver que los ruidos se hacían más intensos regresó. En esta ocasión, Ángel se puso agresivo con él y le dijo que le diera uno de sus juguetes que se los iba a llevar y que su mamá iba a empezar a respetarlo. Lorena pudo zafarse y salió al patio frontal. Ángel la alcanzó y la golpeó a orilla de la cerca de su casa, frente a todos sus vecinos, que despertaron por los gritos. Finalmente, la soltó, brincó la cerca y se fue caminando como si nada hubiera pasado. Aunque llamaron a la Policía, ésta nunca llegó. Lorena fue a la estación de Policía de Parque Lefevre para reportar lo ocurrido y ver si había tiempo de capturar a su agresor antes de que desapareciera. Sin embargo, allí le aseguraron que no podían hacer nada ni salir a buscar a nadie, que ella debía primero presentar la denuncia ante la corregiduría, y sólo se limitaron a tomar sus datos. Luego de un examen médico, Lorena fue a la Corregiduría de Parque Lefevre. La corregidora a cargo mandó a buscarlo y le extendió una orden de captura. Pero al regresar a la estación de Policía, nadie quería salir a buscarlo, alegando como excusa que tenían que ir a la ciudad, sólo uno de ellos estuvo dispuesto a hacer el trabajo. Llegaron a la casa de Ángel, su madre salió y dijo que su hijo no se encontraba y que no sabía dónde estaba. Ahora nadie sabe el paradero de él, pero Lorena cree que puede estar en Penonomé, donde una prima.
CELOSO
Primero comenzó a agredirla verbalmente, la mayoría de las veces motivado por celos. "Tú eres mi trofeo y nadie te puede tocar", le decía Ángel a Lorena.
|