
Lo únicos testigos de la vida que llevan los residentes son las aguas del mar.
FOTOS: HERMES GONZÿLEZ
Lo únicos testigos de la vida que llevan los residentes son las aguas del mar.
FOTOS: HERMES GONZÿLEZ
Lo únicos testigos de la vida que llevan los residentes son las aguas del mar.
FOTOS: HERMES GONZÿLEZ
Los niños juegan en las aguas del mar.
Los niños y adultos caminan sin zapatos.
La escuela está sucia, nadie la limpia.
Tienen que ir a la quebrada por la falta de agua.
Lo únicos testigos de la vida que llevan los residentes son las aguas del mar.
FOTOS: HERMES GONZÃ?LEZ
Los niños juegan en las aguas del mar.
Los niños y adultos caminan sin zapatos.
La escuela está sucia, nadie la limpia.
Tienen que ir a la quebrada por la falta de agua.
Lo únicos testigos de la vida que llevan los residentes son las aguas del mar.
FOTOS: HERMES GONZÃ?LEZ
Los niños juegan en las aguas del mar.
Los niños y adultos caminan sin zapatos.
La escuela está sucia, nadie la limpia.
Tienen que ir a la quebrada por la falta de agua.
Lo únicos testigos de la vida que llevan los residentes son las aguas del mar.
FOTOS: HERMES GONZÃ?LEZ
Los niños juegan en las aguas del mar.
Los niños y adultos caminan sin zapatos.
La escuela está sucia, nadie la limpia.
Tienen que ir a la quebrada por la falta de agua.
Son senderos de tierra los que dividen las pequeñas casas, ya que el asfalto es algo inalcanzable para ellos, algunas de las estructuras son de madera, otras de cemento, pero al final, todas con la misma realidad, la falta de atención por parte de las autoridades.
La mayoría de los niños asisten a una escuela multigrado, de solo cuatro salones, que alberga a los más de 80 niños que allí estudian. La basura y la hierba amenazan con devorar el plantel, a pesar de que el año escolar está pronto a comenzar.
Pasos más, pasos menos está el centro de atención de salud, aquí la presencia de un médico es necesaria y urgente; para rematar, no hay equipos médicos de ningún tipo.
Eliseo White es un asistente de salud, quien desde hace 30 años sirve a la comunidad, por lo que ha sido partero de la mayoría de las mujeres del lugar, pues el Centro de Salud está en Nombre de Dios y queda a kilómetros de distancia, por lo que casi ninguna llega a este sitio, pues en auto tomarían horas en llegar, y en lancha menos, pues es peligroso. Si es algo urgente se les lleva al centro, si no se le estabiliza allí mismo y se puede ir a casa.
Otro de los grandes problemas que azota a los palmireños es la falta de agua, ya que el poblado es abastecido por un grifo comunal, del que no todos los días sale el vital líquido, por eso tienen que cargar agua de una quebrada aledaña para poder subsistir y hacer sus oficios en casa; los que no pueden ir a buscarla por sus propios medios pagan para que se las traigan.
Buscan otros rumbos
Una de cada tres casas ha sido abandonada, en el recorrido que hizo DIAaDIA por Palmira se observó que unas se caen a pedazos, otras son cerradas a punta de clavos en las puertas para evitar los robos.
Según sus residentes, emigrar hacia Colón en busca de una mejor oportunidad es lo mejor, así lo confirmó Aurelia Romero, quien reside allí hace más de 40 años y ha visto cómo a medida que pasa el tiempo, las personas se van de la hermosa Palmira y solo regresan en verano a ver sus tierras.
El problema de basura también hace crecer la preocupación del poblado, pues si no la entierran, no hay quien la recoja, tienen que hacer vertederos improvisados, que a la larga puede traerles problemas de salud.
Secreto a voces
En este lugar, por estar cerca del mar y donde la entrada de lanchas es constante, hace que los residentes se sientan inseguros. Además, el cuartel de policía más cercano está en el distrito de Santa Isabel, y a esa área solo llegan si hay problemas, pero la mayor parte del tiempo no tienen quien los defienda, por eso sienten que pueden ser presas fáciles de negocios ilícitos.
Mientras allí funciona una sola escuela, hay tres cantinas en ese poblado pequeño, sin ningún tipo de regulación y generan problemas, según los palmireños.
La iglesia
El sacerdote llega al lugar de mes a mes, o cuando se muere una persona. La capilla es tan pequeña, que de a malas caben 25 personas, así que las misas son escasas en esta comunidad. Una que otra congregación cristiana apoya la fe de los que buscan la palabra de Dios.
Las autoridades del lugar solo se limitan a decir que hacen lo que pueden y que tratan de sacar adelante la comunidad de Palmira, la cual tiene muchos problemas, pero se necesita más apoyo del Gobierno para hacer que este corregimiento tenga una mejor calidad de vida, y los niños, un futuro prometedor.