Hola Moza, soy una asidua lectora de tu columna, pienso que es una forma de desahogar algunas dudas de manera incógnita.Mi historia es ésta: Vivo con mi esposo y mis tres hijos en casa de mis padres. Mi esposo es un hombre trabajador, pero también le gusta tomar e irse a divertir con mis hermanos, y no piensa que mis hijos y yo necesitamos también salir. Hace poco empecé a asistir a la escuela para terminar mis estudios secundarios y conocí a un muchacho que es dos años más joven que yo. Este joven es muy amable conmigo, al punto que me he enamorado como una loca de él; a causa de eso, he descuidado a mis hijos y siento que ya no quiero a mi esposo. Imagínate que no deseo que me toque y peleo mucho con él. Con todo este problema he adelgazado, no deseo estar en mi casa y lo peor es que ese muchacho no tiene con qué mantenerme, en caso de que yo decida irme con él. No sé qué hacer, siento que es el amor de mi vida. Aconséjame, Lorena.
PON LOS PIES SOBRE LA TIERRA
Hola Lorena, tú disculpa que te diga esto, pero ya es hora de que pongas los pies sobre la tierra. Te digo esto, pues no me parece que tú salgas con un hombre que no tiene nada que ofrecerte y descuides a tus hijos, sólo porque tienes problemas con tu esposo.
Creo que tu esposo podría haber corregido su actitud si hubieras insistido, pero bueno, si ya no lo amas, eso no quiere decir que tampoco no ames a tus hijos, ellos no pidieron venir al mundo y no merecen que los descuides. De ese hombre que ahora amas, sólo quiero que te imagines cómo será tu vida con él, pues si tu actual esposo no te saca, creo que con él será peor, si no trabaja y tampoco tiene qué ofrecerte.
La vida es difícil y uno no puede tomar decisiones a la ligera, porque pagaremos por ese calvario siempre. Creo que en estos momentos no debes pensar tanto en ti, sino en tus hijos, que imagino son los más afectados con lo que está pasando con tu pareja, o sea su padre y tú. Analiza los pro y contra de esa nueva relación, piensa por un momento en tus hijos y no seas egoísta con ellos, pues si ese otro hombre pudiera mantenerlos a ellos y a ti, otro gallo cantaría, pero no es así. ¡Suerte!
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