Gracias a los avances tecnológicos, cada día la vida se te hace más fácil. Con la ayuda de nuevos artefactos, sistemas operativos (programas) e Internet, hoy las personas requieren del menor esfuerzo para realizar sus funciones y obtener lo que necesitan. Sin embargo, estos equipos son innovados de manera acelerada, así que son pensados para usuarios calificados, personas con la capacidad de comprender nuevas tecnologías de forma casi instantánea (en su mayoría jóvenes).

Pero, ¿qué pasa con aquellas personas que nacieron cuando apenas existía la televisión en blanco y negro, cuando los celulares eran del tamaño de un radio portátil y cuando los artistas grababan sus canciones en discos de acetato?

En algunas ocasiones, cuando se realizan cambios dentro de una empresa, ya se pública o privada, los más afectados son los empleados que no se mantienen acorde con la tecnología, pues al modernizarse serían más que una ayuda, una carga, y deciden prescindir de sus servicios.

¿CUAL ES LA MEDIDA CORRECTA?

De acuerdo con el sociólogo Jaime Ford, toda empresa que se mantiene acorde a los cambios tecnológicos debe contemplar la etapa de transición de un sistema a otro, por lo que debe brindar la debida capacitación y adiestramiento en relación con los cambios a realizar, antes de implementar los nuevos procedimientos.

Además, la responsabilidad no es solo de la institución, sino de la persona que debe abandonar el temor al cambio y la actitud individualista que tenga.

Así mismo, las empresas deben tomar en cuenta los conocimientos de quienes tienen experiencia para reforzar la labor de todos y capacitar a sus actuales empleados.

Para Ford, a pesar de que la capacidad de aprendizaje de todas las personas no es la misma, siempre que se les dé la debida capacitación, son capaces de realizar cualquier actividad que se les asigne.