
La policía no ha dejado de hacer operativos para dar con los otros delincuentes.
FOTOS: HERMES GONZALEZ
La policía no ha dejado de hacer operativos para dar con los otros delincuentes.
FOTOS: HERMES GONZALEZ
Todos son testigos y de nada valieron los hierros que protegen su local. Mónica Zhang, de 33 años, estaba tranquila en su pequeña abarrotería ubicada en La Riviera de Pedregal hasta que una conocida llegó a comprar un tanque de gas y, sin dudarlo, la comerciante abrió la puerta de hierro para meter el tanque, pero 10 minutos después estaba tirada en el suelo en medio de un charco de sangre.
Los vecinos fueron testigos de todo. Una moradora dijo que dos menores de edad estaban debajo de un árbol de marañón, al lado izquierdo de la tienda, mirando de un lado a otro, y justo cuando “Moniquita” abrió la puerta para entregar el tanque de gas, los delincuentes aprovecharon para entrar y obligarla a que les diera la plata de la caja.
La mujer, que todos coinciden con que es cómplice del delito, se fue caminando tranquilamente mientras los asaltantes hacían de las suyas.
Cuando pensaban que todo había acabado y los vecinos estaban listos para correr a auxiliar a la asiática, oyeron a lo lejos que uno de ellos le dijo al otro: “Métesela en la chonta”, y este sin compasión se devolvió y la impactó en la cabeza.
Tres minutos después, con temor, la gente salió, pero Mónica botaba sangre por la boca y oídos, sus gemidos permanecen en la mente de quienes la vieron desfallecer.
“Moniquita” dejó dos pequeños en la orfandad y, a pesar de que uno de los asesinos fue detenido, la comunidad está consternada, pues nunca había sucedido algo así por el área. Al momento del crimen, su esposo estaba haciendo una diligencia en su otro negocio ubicado en La Chorrera.
Ahora nadie quiere salir de casa por temor. Los residentes aseguran que los malhechores no residen en la comunidad, ellos actuaron sin capuchas y huyeron en un auto color blanco que los recogió.