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Salvando vidas dejaron a Panamá en alto
Dejan a sus familias por atender a los más necesitados. (Foto: JESÚS SIMMONS / EPASA)

Jesús Simmons | DIAaDIA

Su misión: rescatar vidas. El valor de un socorrista lo supera todo, porque arriesgan sus vidas por salvar la de otras personas a quienes ni siquiera conocen.

Dejan a sus familias y sus trabajos para brindar todos sus conocimientos al servicio de países que han sufrido desastres naturales, tal como el que azotó a Haití el pasado martes 12 de enero.

En Panamá tenemos esa clase de héroes que llevan en su sangre la pasión por socorrer a las personas que en un determinado momento lo necesitan.

Eso quedó demostrado cuando un grupo de 21 rescatistas del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC), y del Cuerpo de Bomberos de Panamá, sin pensarlo, viajaron a Haití dos días después del siniestro para apoyar en las labores de rescate.

Sin pensarlo, estos valerosos hombres y mujeres dejaron sus hogares y a sus seres queridos para cumplir la misión para la cual han sido entrenados por tantos años.

Entre esos rescatistas se encontraba el bombero Jerry Montenegro, quien tenía uno de los trabajos más peligrosos de la delegación panameña, que consistía en meterse en las colapsadas estructuras en busca de sobrevivientes.

Aunque su trabajo era muy peligroso, a la hora de entrar en un edificio en ruinas su mente quedaba en blanco, atrás dejaba los miedos y sólo pensaba en hacer bien su trabajo.

Tras nueve años como rescatista, sabe que cada vez que se mete en un hueco en busca de sobrevivientes su vida corre peligro, ya que de darse un temblor puede quedar sepultado bajo los escombros.

El trabajo que realiza Montenegro no es nada fácil, ya que tiene que confiar y apoyarse en sus compañeros cada vez que se mete por los diminutos huecos de los edificios colapsados para llegar a una víctima.

Los rescatistas de estructuras colapsadas deben tener características físicas específicas, como ser bajos de estatura y de contextura delgada.

También deben aprender a contener la respiración, no tener miedo a los espacios cerrados y estar cien por ciento seguros del trabajo a realizar.

Para lograr las condiciones físicas que requiere su trabajo, tienen que hacer mucho ejercicio y mantenerse actualizados, por eso, deben repasar todo lo aprendido constantemente.

La tecnología en rescate de estructuras colapsadas juega un papel muy importante, por eso siempre hay que estar aprendiendo lo nuevo que sale al mercado.

En sus nueve años de experiencia, Jerry recuerda las inundaciones de Bocas del Toro, porque salvó a una persona que se encontraba atrapada dentro de su residencia.

Pero Haití lo dejó marcado, porque durante el rescate de Nadine Sesassine, que se encontraba bajo los escombros del Unibank donde trabajó 17 horas, no pudo sacarla de los escombros.

A pesar de luchar y entrar en un pequeño agujero de un metro y medio para rescatar a Nadine, sólo pudo avanzar unos dos metros en donde nada más vio puros escombros.

Cuando se suspendió la búsqueda, una gran tristeza invadió su corazón, pero se conformaba con que al menos pudo brindar apoyo a los familiares de las víctimas.

Además de rescatista, éste camisa roja es técnico en electricidad y pertenece a la sección permanente de explosivos del Cuerpo de Bomberos de Panamá.

Pese a ser su primera experiencia en un terremoto, asegura que no dudaría en acudir a cualquier tragedia a prestar sus servicios como socorrista, no importa dónde sea.

Para estos valerosos hombres su mayor paga se da cuando logran sacar viva a una persona debajo de los edificios en ruinas, esa sonrisa de agradecimiento del salvado es lo que siempre los motiva a seguir adelante.

Así como Jerry, el resto de los socorristas panameños se siente satisfecho de haber sacado a tres haitianos con vida de los escombros.

PERROS RESCATISTAS

Otros que hicieron una loable labor en Haití fueron Nerón, Zeus, Saba y Diamante, los perros labradores de la unidad canina K-SAR del SINAPROC.

La más destacada de estos caninos fue la supercampeona Diamante, que por localizar a tres víctimas con vida en Haití, recibió una medalla de parte del Ejecutivo.

ORGULLO

Por haber dejado el nombre de Panamá muy en alto y por ser una de las delegaciones más queridas por el pueblo haitiano, los panameños deben estar orgullosos de sus rescatistas.

Con la experiencia adquirida y los conocimientos, los socorristas panameños se sienten muy satisfechos, porque ahora cuentan con toda esa experiencia para ponerla en práctica en el país si algún día es necesario.

De vuelta en casa, los rescatistas están felices de volver a sus seres queridos, pero están dispuestos a viajar nuevamente a donde el deber los llame.

RESCATADOS

La misión de la delegación panameña fue todo un éxito, porque se rescataron tres personas con vida de los escombros.

SOCORRISTAS

Una delegación de 21 rescatistas y cuatro perros entrenados en buscar vida bajo los escombros fueron los que viajaron a Haití a colaborar con los hermanos haitianos que sufrieron por el poderoso terremoto de 7.3 grados que destruyó el país.





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