Ahora ninguna reina de Carnaval sale sin su jolgorio detrás, pero en los tiempos aquellos no era de ese modo. Es más, las murgas casi ni se usaban.
Lo que sí era el punto del meollo eran los cuatro días de caja y tambor, durante los cuales se medían las voces de las mujeres y se enfrentaban a ver quién cantaba mejor y ponía a gozar más a la gente.
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