Por lo general, siempre he tratado de hacer alusión en mi columna de opinión a su nombre Tiro Directo. Y en esta ocasión tengo que hacerlo para presentarle mis respetos al señor Gary Stempel y a su grupo de jugadores.
Y es que así como suelo cuestionar cuando las cosas se hacen mal, también acostumbro elogiar cuando el trabajo cumple su cometido.
La selección de Panamá que jugó el viernes frente a Honduras fue otra, volvió a ser aquella selección aguerrida que en el 2005 nos dio mucha alegría y que, aunque también nos hizo sufrir, supo sacar su garra, su coraje, su corazón y hasta su alma para dejarlo todo en la cancha y llenarnos de gloria.
Esa es la selección de Panamá que extrañábamos, esa selección que no se deje amedrentar cuando está jugando afuera y que no se amilane cuando el árbitro está en contra como ocurrió ante Honduras. Esa misma Panamá es la que queremos ver hoy cuando enfrente al archirrival Costa Rica. Llegó la hora de la venganza y creo que para lograrlo se deben corregir algunos errores, como son los constantes pases imprecisos. Además, creo que algunos jugadores deben ser menos individualistas, como es el caso de "Papi" Rodríguez, que si bien desequilibra en el ataque, también se queda corto sin poder concluir las jugadas. Él debe saber que como delantero que es, lo que necesita hacer es goles y no pecar de egoísta. Hoy se juega la final y para ganarla, será importante que todos se concentren y se entreguen hasta que el árbitro de el pitazo final. Hoy esperamos otra sorpresa. ¡Suerte a todos!