Los indígenas que bajan de las montañas para buscar trabajo en áreas productivas de la provincia, no regresan más al hogar ni se hacen responsables de sus hijos ni su mujer, señaló la corregidora de Cerro Punta, Victoria Guerra.
Pero lo más preocupante, a juicio de la corregidora, es que cuando la mayoría de estos indígenas son ubicados en alguna finca, ya tienen otra pareja con la que en la mayoría de los casos han creado otro hogar.
Otro lío: los niños que dejan no están reconocidos, y es difícil establecer las pensiones alimenticias respectivas, indicó la fuente.
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