Las aguas negras se toman las calles y nadie las detiene. En la calle principal de Veranillo, en San Miguelito, cerca del Consejo Municipal, hay una alcantarilla que no deja de chorrear aguas de desechos.
Los vecinos no aguantan el olor, los transeúntes, apostados en las aceras, son a diario salpicados por los autos que pasan por el lugar.
Pero lo más preocupante es que dicha alcantarilla, está llena de basura y hojas de árboles. Carmen, una moradora del lugar, dice que la gente no coopera e insiste en tirar desperdicios al suelo.
En esa acera hay un pequeño restaurante, que ha perdido clientela porque las aguas no tienen buen aspecto. Ni con el verano se seca el río maloliente.
Como en este lugar, hay muchas esquinas del populoso distrito que están iguales.
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