Son recuerdos inolvidables... dorados... imborrables.

"No existe un plato de comida más sabroso en el mundo que el sancocho de gallina de patio que hacen aquí en Panamá. Aquel pescado frito que hacen en el área de El Chorrillo es espectacular", comentó ayer muy emocionado el nicaragüense Rosendo "El Búfalo" Álvarez, mientras se preparaba para iniciar sus entrenamientos en el gimnasio Créditos Latinos.

Recuerdos que ocupan un lugar especial en la vida de Álvarez, como aquel año de 1994, cuando dio los primeros pasos en la tierra del Canal, con el objetivo de aprender el estilo de la escuela del boxeo panameño.

"Yo tenía 12 peleas cuando me enfrenté al panameño Juan Antonio Torres. Ahí fue que hice los contactos con Luis Spada para entrenar en Panamá. Recuerdo que él me dijo que había que pulirme más en la técnica", expresó.

Mientras que ajustaba el amarre de los cordones de una de sus zapatillas, Álvarez siguió recordando en voz alta todos esos entrenadores que lo convirtieron en lo que hoy es: ex doble campeón del mundo.

"Entrené por espacio de seis años en Panamá. Durante todos esos años, trabajé con Rogelio Cousin, Rigoberto Garibaldi, María Murillo, Celso Chávez, Lázaro Frutos y Pedro Ávila. Gracias a cada uno de ellos, llegué a coronarme campeón del mundo", precisó.

ANECDOTAS DORADAS

La hora de ajustar el poder de sus puños estaba cerca para Álvarez. Pero, antes de ese momento, recordó aquel vehículo que lo llevaba a diferentes puntos de Panamá.

"Tenía un carro Ford Mustang muy bonito. Yo no me pierdo en Panamá, porque ésta es mi segunda patria. Yo viví en San Francisco y luego en Calle L en San Miguelito. Qué momentos aquellos", dijo.

EL GRAN SUEñO

A pesar de entrenar por tantos años en Panamá, Álvarez nunca había tenido la oportunidad de pelear ante su gente: los panameños.

"Yo le pedí a Luis Spada hacer una defensa de mi título en Panamá. Ese era mi sueño, pero nunca se dio. Gracias a Dios, mi sueño ya se hará realidad", declaró.

¡Así es, señores! El sueño de "El Búfalo" se hará realidad mañana cuando intercambie metrallas en el Figali Convention Center, con el colombiano Eduardo Pacheco.