Ingeniosos. Quién imaginaría que una simple botella de plástico de soda vacía podría arrancar sonrisas de felicidad a dos niños en la comunidad de Llano de Jesús, en Cabra, en el corregimiento 24 de Diciembre. Sin embargo, con este objeto los hermanitos Pedro y David Pérez, de 5 y 6 años, respectivamente, se divertían a más no poder.

El pequeño patio de los cuartos de alquiler donde viven estos pequeñines se convirtió en la pista para el carro con el que jugaban con tanta ilusión. Curiosamente, ese automóvil con el que se divertían los niños no era un juguete caro, mucho menos a control remoto o de una marca fina de esas que se venden en los almacenes de los centros comerciales.

El juguete que divertía tanto a los hermanitos era una botella de soda vacía a la que le instalaron cuatro ruedas y un pedazo de hilo que estaba amarrado a la tapa del envase.

Ver a los pequeñines hacer piruetas con ese carro que no tenía un gran valor económico e imaginar que el patio de su casa era una pista de carrera era emocionante.

La mente maestra del innovador juguete fue Yarelis Barraza, mamá de los niños. Ella al ver que sus hijos comenzaban a rodar las llantitas de los carros que se encontraban en la vecindad, tomó la iniciativa de hacerles un juguete. Posteriormente, esta madre le sacó las llantas a un carro de los niños que se había dañado y como es muy creativa agarró una botella plástica de soda, la abrió por un costado e hizo el carro que tanto le gusta a sus dos hijos.

Con solo ver el cuarto donde vive esta humilde familia deja en evidencia que no se pueden dar el lujo de gastar lo que no tienen en juguetes costosos, pero esto no es impedimento para que sus niños puedan soñar y jugar.

Su talento la ha llevado a pensar que no hay que gastar grandes sumas de dinero en juguetes, porque solo basta un poco de imaginación para ser felices.

En el interior del país muchos niños improvisan sus juguetes al no tener sus padres dinero para comprarlos.