Historias

Yo soy la puerta | DIAaDIA

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Cuenta la historia que a un turista, al visitar los campos cubiertos de ovejas en la región de Palestina, le llamó la atención un pastor que se alistaba para pasar la noche junto a su rebaño en una ladera fértil.

Había llevado a sus ovejas bastante lejos de la casa para encontrar buenos pastos, y las primeras sombras del atardecer le indicaban que no sería prudente emprender el viaje de regreso ese mismo día. Lo más sabio sería pernoctar allí mismo. Con paciencia y dedicación, este pastor beduino había formado un muro circular de grandes piedras en la pradera, pero sin unirse en ambos extremos.

Casi 2 metros de ese muro, estaban abiertos y este pastor se disponía a entrar a sus ovejas dentro de aquel improvisado redil, una por una, cuando aquel turista le interrumpió: ¿Qué está haciendo?

-Un redil-respondió muy seguro el hombre, debo proteger a mis ovejas del ataque de algún animal nocturno, es por eso que las reúno dentro de este corral de piedras.

Pero... debe cerrarlo señor, está incompleto y, además, no tiene puerta. ¿Qué clase de pastor es usted y qué clase de seguridad es la que le proporciona a sus ovejas?, dijo el viajero.

Yo soy la puerta-explicó el pastor-cuando he metido a todo el rebaño, simplemente me echo en el suelo cerrando el círculo con mi cuerpo. En un extremo del muro, apoyo mi cabeza y en el otro mis pies.

Ninguna oveja puede salirse sin que yo lo sepa y cualquiera que quiera entrar para hacerles daños, debe pasar sobre mi cuerpo: Yo soy la puerta. Hace 2, 000 años, Jesús se puso en pie y dijo estas mismas palabras.

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