Como una niña descontrolada, Britney Spears rompió en llanto, justo cuando hablaba con su padre, Jamie Spears, y lo culpó del calvario en que vivía. No sólo eso, también le confesó que su mánager la drogaba para tomar el control de su hogar, su vida y sus finanzas.
La madre de Britney interpuso una demanda contra este empresario que también era amigo íntimo de la "princesita del pop".
Según la madre de Spears, el sujeto cortó la línea telefónica de la casa de Britney e hizo desaparecer los cargadores de su móvil.
Tras sus declaraciones, la jueza Reva Goetz dio el viernes la orden a Lutfi de alejarse de Spears y de no tener ningún contacto con la cantante de 26 años, hospitalizada desde el jueves en observación psiquiátrica.
La jueza, además, ordenó la internación clínica de Spears el viernes, confiando a su padre y a un abogado la custodia de la joven y de su multimillonaria cuenta bancaria.
El lunes la magistrada prolongó hasta el 14 de febrero, la orden de mantener a Britney Spears internada dada su salud mental.
Lutfi, frecuente acompañante de Spears, desde las últimas semanas, y los padres de la cantante, se enfrascaron en una guerra de palabras la semana pasada, que fue ampliamente cubierta por la prensa rosa de Estados Unidos.
La hospitalización de la cantante obligó al juez Scott Gordon, quien lleva el caso sobre la custodia de sus dos hijos, a postergar un nuevo pronunciamiento hasta el 19 de febrero.