Me parece extraño escribir esta columna, pues aquí entre nos, soy una persona muy impulsiva que en ocasiones puede llegar a decir cosas que a los demás les desagradan, esto me ha traído varios problemitas, pero como ser humano acepto mis errores y trato de enmendarlos, mientras que hago todo lo posible por cambiar esa conducta.
Pero tengo que reconocer que en días pasados una figura pública, emitió un comentario que a mi juicio no fue con mala intención, pero fue un chiste que en definitiva no tenía ni una pizca de gracia.
Y es que, en medio de un mar de críticas, la persona en cuestión le expresó a las personas que lo estaban presionando que ellos podían tomar un poquito más de sol, porque eran más oscuritos. ¡O sea! totalmente fuera de lugar, si bien es cierto la piel morena puede tolerar más sol que la blanca, pero eso no le da derecho al señor para expresar una frase que para algunos puede sonar discriminativo.
A Dios gracias, el coraje de los presentes era tanto y el motivo de su molestia fue más fuerte, que el chiste paso desapercibido.
¡Ojo! como lo mencioné, no estoy hablando de discrimación ni nada, pero siento que hay figuras públicas que deben recordar que son eso, figuras públicas, pese a ser seres humanos que cometen errores hay momentos en donde se deben comportar y más si representan a una institución, comunidad o país.
No sé si es moda o qué, pero una cosa es ser pueblo y la otra es caer en la chabacanería, se puede ser gracioso, pero no vulgar, hay un límite para todo en esta vida.
Cabe destacar que todos debemos aplicar la prudencia cuando es debido, e incluso para mí es un poco difícil, pero con esfuerzo trato de hacerlo.