¡Cómo cambian los tiempos! Cuando yo era adolescente, hace pocos años, no había teléfono en mi casa, ni siquiera uno público cerca.

Más tarde, salí de mi pueblo rumbo a la capital para estudiar una carrera, y no podía llamar a mis padres. Tenía que conformarme con la llamada de ellos desde un teléfono público de vez en cuando.

Pasaron los años y tuvimos teléfono, entonces nos comunicábamos más seguido. Yo iba a la universidad vestida con jeans, sandalias muy bajas y una bolsa tejida como cartera. Cero maquillaje ni joyas ni auto ni... celular.

Hace un año me preguntaba cómo pudimos vivir sin ese aparatito por tantos años. Luego llegó el Blackberry y el simple celular me pareció anticuado. Seguía preguntándome cómo pudimos ser felices sin una comunicación constante y oportuna.

Bueno, esa era mi pregunta hasta hace poco cuando supe de unas cifras que me dejaron atónita.

Resulta que ahora que me hice casi adicta al correo electrónico y al chateo para estar comunicada, las redes sociales como facebook o twitter son las que dominan el mundo de las comunicaciones.

Ahora estoy metida en el blogueo y en compartir información en las redes sociales.

Sin embargo, me siento torpe, lenta y hasta chocha cuando tengo que recurrir a mis hijos para que me "destraben" cuando no sé cómo acceder a información en esas redes.

Parece mentira, pero al paso que vamos, dentro de unos años ningún chiquillo habrá siquiera oído hablar de una máquina de escribir o de una tarea en un cuaderno. Las bibliotecas de hoy habrán desaparecido y solo serán virtuales. En fin, el mundo cambió y casi no nos dimos cuenta. Todo ocurrió en un tris y la velocidad sigue subiendo.