Madre trabajadora
Alejandrina Robles. (Foto: Gabriel Rodríguez / EPASA)

Joyce Baloyes | DIAaDIA

Sentada al lado de su puesto de buhonería, leyendo una revista, Alejandrina Robles espera paciente a los clientes.

Esta emprendedora dama, se inició en la venta de buhonerías hace 14 años. La muerte de su esposo la impulsó a montar su propio negocio. Tenía que mantener a sus tres hijos.

Calidonia ha sido su espacio para comercializar las pastillas, cigarrillos y ganchos con los que empezó. No dudó en tramitar su permiso de venta y pagar sus impuestos.

"Siempre quise tener un negocito para vender, aunque es difícil, porque no tenía ingresos; pero cada vez que tenía 5 ó 10 balboas invertía en mercancía", acotó.

Aseguró que estaba en pie de guerra en su puesto desde las 7 de la mañana, y no era hasta las 5 de la tarde, cuando se dedicaba a sus hijos.

"Hoy me doy cuenta de que a lo mejor me iba bien, porque a los 7 años cambié de mercancía", afirmó.

"No tuve la posibilidad de estudiar y tuve que salir a ganarme el real, pero si hubiese estudiado, posiblemente mi historia sería otra", agregó.

CALIDONIA

Sabe que para la gente, ya no es un sitio atractivo para el comercio por la inseguridad.

Pero ella sigue luchando por vender, "a veces uno se hace 5, 10, a lo máximo 20 balboas, cuando antes se vendía hasta 50 balboas".

Por guardar la mercancía, paga 25 centésimos por cada cajeta adicional al señor que se las lleva y trae hasta el puesto.

Afirmó que hay trabajo para el que quiere trabajar, tenemos la posibilidad de poner una mesa y vender ensalada de mango. Ese es un trabajo digno.

OTRAS COSAS

Vende perfumes, cremas, billeteras, medias, correas y hasta máquinas de afeitar desechables.

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