Vivir la pureza durante el noviazgo tiene como efecto una profunda alegría y es la prueba de carácter, necesaria para un matrimonio feliz. (Foto: Cortesia)
Creciendo
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Es el tiempo en el que se aprende si un hombre y una mujer están preparados para el matrimonio.
Las manifestaciones de amor y afecto durante el noviazgo son puras, sinceras y alegres cuando hay respeto mutuo, comprensión y renunciación. Esto no quiere decir que no habrá tensiones y desacuerdos. De hecho, la forma en que éstos se resuelven pueden indicar si hay capacidad para hacer sacrificios.
El amor se demuestra básicamente en el esfuerzo por negarse a uno mismo para buscar el bien de la persona amada. Pedir pruebas de afecto específico para "demostrar" si hay amor, es egoísmo que demuestra que el amor no es sincero y alegre. En tal caso, nunca se comprenderá la dignidad del matrimonio.
Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en castidad.
Si se tienen dudas específicas sobre las manifestaciones de afecto entre los novios (besos, abrazos, etc.) será conveniente consultarlo con el confesor y lograr así una formación de la conciencia.
VIVIR LA PUREZA DURANTE EL NOVIAZGO
Tiene como efecto una profunda alegría y es la prueba de carácter, necesaria para un matrimonio feliz. El matrimonio es sagrado; por tanto, la preparación que lo precede debe ser pura.
Nada que se oponga a la ley de Dios puede ser natural. Quien no practique la pureza no puede desarrollar adecuadamente el amor y el respeto, pues las cualidades del amor verdadero se fincan en un corazón puro.
Mientras transcurre esa etapa, un hombre y una mujer deben tener presente el designio de Dios para demostrarse el afecto que se profesan entre sí. El noviazgo no puede ser simplemente una aventura de amor romántico en la cual se deja a un lado la pureza sexual. La castidad es una preparación para el matrimonio porque un hombre y una mujer, que tratan de vivir en la pureza, adquieren un amor puro, sincero y alegre. Se garantiza que realmente se está buscando el bienestar de la otra persona.
Cuando el amor es degradado, se convierte en una pasión sensual impura. Deja de ser amor y se convierte en placer egoísta por medio del cual una persona usa a otra. Este amor impuro obviamente no puede ser sincero y verdadero.
LAS RELACIONES SEXUALES ANTES DEL MATRIMONIO
Hay un tiempo y un lugar para cada cosa. Para el sexo, el tiempo y el lugar es dentro del matrimonio, el cual da la gracia a los esposos para amarse en caridad cristiana.
Durante "el compromiso", se da una revelación gradual de la verdadera persona para con el otro. Sólo dentro del matrimonio alcanza la sexualidad humana su sentido completo y la perfección que sirve como vehículo para un amor mutuo, exclusivo, permanente y de entrega entre un hombre y una mujer. El sexo no puede ser una manifestación de amor si viola el plan de Dios. Las parejas que se acercan a la Iglesia para solicitar el sacramento del Matrimonio están rechazando muchas de las nociones limitadas de la sociedad sobre la sexualidad.
Cuando una sociedad permite que el comportamiento sexual rompa sus ataduras en el amor humano y en el matrimonio; cuando trata al sexo como un mecanismo de placer personal, ésta fomenta una mentalidad destructiva y disminuye el valor del compromiso personal y de la propia vida humana.
PREPARACION
Hay un tiempo y un lugar para cada cosa.
Para el sexo, el tiempo y el lugar es dentro del matrimonio, el cual da la gracia a los esposos para amarse en caridad cristiana.