HEURISTICO
Hacerse el idiota

David Robinson | DIAaDIA

"Un comandante experto obtiene la victoria de la situación, y no la exige de sus subordinados."

Sun-Tzu

¿Puede ser que hacerse el idiota sea una forma práctica de sobrevivir a los prejuicios de nuestra sociedad? ¿Será inteligente hablarle a un par de oídos sellados por preconceptos? Quizá es mejor dirigirse a un par de orejas atentas y listas para escuchar. Por más buenas que sean nuestras ideas, ¿quién dijo que todo el mundo está ávido por escucharnos? ¡No hay peor sordo que el que no quiere escuchar! Y con quien no nos quiere oír, no podemos entablar un diálogo. Parece que hay que preguntarse: ¿Quién es nuestro interlocutor?

Pero hay que sobrevivir. Tal vez no tengamos tiempo de establecernos parámetros y contestarnos tal pregunta. Entonces, ¿qué hacer para no caer en vanas discusiones? Salvo que se quiera ejercitar el deporte de la disputa inútil, hay que hacer algo. Somos seres finitos y mortales, y la vida no es para desperdiciarse en salivazos verbales. Se me ocurre aplicar la del chinito, ese que para evitarse una tunda, cuando le preguntaban a qué partido político pertenecía, contestaba: "Di tu primero".

Después de todo no es tan mala idea. La respuesta del chinito implicaba escuchar a quien lo interrogaba. Escuchar es un arte que parece en extinción. En la mayoría de los casos, mientras más se escucha, menos se discute paja. ¡Y hablo de esa paja que ni las vacas pueden comer!

Con lo competitivo que es nuestro medio, quedarse callado y escuchar puede hacernos parecer unos soberanos idiotas. Muchos creerán que el que calla otorga y el que habla gana. Ahora viejo y pellejo, he comprendido algo: el ganar o perder importa en las Olimpiadas, las elecciones presidenciales, los negocios o los tribunales; nada o casi nada en las discusiones con mis vecinos.

Definitivo, hacerse el idiota es una forma práctica de sobrevivir.

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