HISTORIAS
El pincelito

Redacción | DIAaDIA

"Había una vez un pincel que era la admiración de todos los demás. Con él habían sido pintados los cuadros más hermosos de su taller.

Cuando el pintor tenía que realizar una obra de calidad, siempre acudía a él, puesto que sus suaves cerdas eran las que más finos y delicados trazos imprimían sobre el lienzo. Esto llenaba de orgullo a Pincelito. Todas las fibras y acuarelas del taller suspiraban por el galán.

Cierto día, un viejo plumín de tinta china, envidioso porque nuestro amigo era el centro de la atención femenina del taller, sembró en él una inquietante cizañita. Le dijo que él sólo no valía nada, que jamás decidía lo que pintaba, sino que era un miserable esclavo del pintor.

La sombra de esta incomodidad quedó flotando en el ánimo del pincelito... Al día siguiente, cuando el pintor lo tomó en sus manos, decidió que sería él quien dictaría los trazos. Así, cuando el pintor quería realizar una línea, el pincelito hacía fuerza para pintarla en otra dirección. En el lienzo tan sólo aparecieron manchones deformes y el pintor decidió usar otro pincel. Y todos se rieron de él...

El pintor, que comenzó a sospechar lo que pasaba, lo tomó en sus manos y le dijo: "Querido amigo, yo sé que tú eres el mejor, pero eres el mejor en mis manos. No eres un esclavo en mis manos. Sólo dejándote conducir por mis manos podemos crear juntos la belleza, por eso yo te elijo a ti entre todos los otros pinceles. Eso fue lo que hizo Dios con nosotros. Por sí solos no somos nada, pero con Él somos invencibles.

Ciudad de Panamá 
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