Los diablos en Colón son parte de una tradición de Carnaval que no se pierde porque los jóvenes colonenses cada año se esmeran por presentar sus mejores trabajos, elaborando las máscaras de diablos.
Todos se esfuerzan en presentar los rostros más temibles, porque sólo de esa manera se puede decir que la máscara es la más original.
José Ortega, de 21 años, explica que su hermano Omar Ignacio Guevara, de 29, es un artista en el arte de confeccionar máscaras. Saca los rostros de dibujos de bestias y otros.
Guevara, quien vive en la calle 10, Santa Isabel y Meléndez, para confeccionar una máscara necesita de unos 150 balboas y su confección requiere de aproximadamente dos meses.
El joven usa telas, almidón, yuca rayada, pintura, papel periódico y sogas.
Otro de estos jóvenes es Dámaso Reynaldo García Truco, quien reside en la calle 4 Central y ha llegado a vender máscaras a turistas en más de 500 balboas. Este año elaboró una máscara con dos cabezas para lucirla en el bautizo de los diablos que se realiza en calle 4 y Central y después en Santa Rita.
Este joven tiene talento para dibujar, crear y hacer máscaras muy llamativas, y para ello cuenta con el apoyo de su familia y amigos.
El mensaje que envían estos jóvenes es que si de verdad les interesa este arte, traten de dar su mejor esfuerzo y no anden en otras cosas.
En el mismo sector de la calle 10 se encuentra Rigoberto Pacheco, de 23 años, que confeccionó su máscara con el rostro del "Nazareno o Cristo Negro" porque quiere jugar el Nazareno.
"Esa máscara se llama el "Diablo" con la manda, porque está en penitencia y la usé el Miércoles de Ceniza", dijo Rigoberto.
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