Por primera vez en sus cortas vidas podrán dormir cómodas. (Foto: Leonardo Machuca /EPASA)
Leonardo Machuca
| Bocas del Toro, DIAaDIA
La pobreza galopante que estremece los cimientos de humildes familias indígenas residentes en la barriada La Esperanza, en la finca Las 30, en Changuinola, provincia de Bocas del Toro, pudo ver un rayo de esperanza cuando, después de tanto rezar, Dios les envió a personas bondadosas, que llegaron con comida, colchones y promesas alentadoras de un mejor futuro.
Jéssica Romero, directora provincial del MOP, dijo que Marta, una de las moradoras del lugar, se le acercó un día cuando supervisaba la reparación de la carretera hacia finca Las 30 y le pidió que visitara su comunidad para que viera la precaria situación por la que atravesaban.
Agregó que, al llegar, se sorprendió con la escena, pues jamás se imaginó que prácticamente en el centro de Changuinola hubiera tanta miseria.
Duermen sobre camas improvisadas construidas con trozos de cañazas, pedazos de madera rústica o simplemente en el piso de tierra.
No existe la privacidad, el pequeño cuadro que ocupan los ranchos a duras penas mide seis por seis metros cuadrados; al entrar, se está en la recámara, la sala y la cocina, todo junto.
Inmediatamente coordinó con el Programa de Ayuda Nacional (PAN) y unieron esfuerzos para comenzar de inmediato la construcción de los servicios y baños, puesto que son cientos de personas, entre ellas señoritas, que tenían que usar el improvisado baño.
Ayer, llegaron al lugar con comida, colchonetas e invitaron para la próxima semana al director del MIVI, para ofrecer ayuda rápidamente a estas personas, apuntó.
AMABLES
A pesar de sus necesidades, son personas amables, que brindan una sonrisa a los que llegan.