
Aura junto a su padre en la Cinta Costera en el Carnaval de la City.
Fotos: JESUS SIMMONS
Aura junto a su padre en la Cinta Costera en el Carnaval de la City.
Fotos: JESUS SIMMONS
A punta de raspa’os. Así crió y educó a sus cuatro hijos Emilio Sánchez, quien a pesar de que en su niñez sufrió muchas adversidades, supo encontrar en la venta de raspa’os un trabajo digno.
Su hija Aura Sánchez, de 33 años, está orgullosa de su viejo, por eso no le da pena agarrar la carretilla y salir a vender raspados cuando tiene un tiempo libre.
Ella es licenciada en archivología y está realizando la tesis de la licenciatura en bibliotecología. Además, labora en la Universidad de Panamá.
Con mucho orgullo dijo que su padre es oriundo de Colón y lo considera un gran hombre, pues supo educarla y enseñarle a trabajar.
A esta emprendedora mujer no le da pena empujar la carretilla de raspados, a pesar de que tiene una licenciatura y está a punto de obtener la segunda, pues es consciente de que el trabajo dignifica.
La carretilla la utiliza para eventos grandes como: Carnaval, desfiles de Navidad, fiestas, Semana Santa, procesión de Don Bosco, entre otras fiestas.
Con esta carretilla se gana un dinero extra, porque sabe que la situación está difícil y un dinero que le entre aparte del que gana en la universidad no le cae nada mal.
Este pequeño negocio lo tiene con una gran misión, que es el de poder adquirir más carretillas con las que les pueda dar una herramienta de trabajo a personas que deseen salir adelante.
Además, lo que más le preocupa es entregarle un producto de calidad a sus clientes, pues sabe que si se van contentos regresan.
Lo que más ama es poder ayudar a su viejo, quien tiene más de 30 años raspando un bloque de hielo, para saciar la sed de grandes y chicos con raspados coloridos y de muchos sabores.