En su cara siempre hay una sonrisa, y en sus manos la seguridad de un buen acabado.

Carlos Quintero es un hombre que ha encontrado con el oficio de zapatero el modo de ganarse la vida, ofreciendo ante todo la excelencia de un buen servicio.

"Calito", como todos lo conocen, tiene diez años de estar trabajando la zapatería. Es autodidacta, ya que aprendió viendo y preguntando a los otros zapateros. "Ahora nadie me gana", afirmó.

Colocación de tapitas, media zuela, zuela entera, tintes y tacones están entre las variedades de actividades que realiza dentro de su oficio, que ofrece en las populosas aceras de Calidonia.

Esposo y padre de familia, añadió que tiene tres hijos, el más chico tiene sólo cuatro meses. Aseguró que el sustento de su prole sale de la zapatería.

El mensaje que les quiere enviar con su trabajo es que sean precisos y concisos. "Yo les quiero enseñar que la cosa es trabajando, que nada de bandas y de problemas, que trabajen y se rebusquen, porque trabajo es lo hay".