En el juego del béisbol, siempre es importante acudir a las frías estadísticas para buscar algunas respuestas.
Tal es el caso de la final del XXXIX Campeonato Nacional de Béisbol Juvenil que en estos momentos disputan Chiriquí y Panamá Oeste, la cual se ha inclinado hacia un solo lado.
Considero que el gran problema de Oeste esta campaña, cada vez que se mide a Chiriquí, es su defensa.
Muestra de ello es que en los cuatro partidos que aparecen en la agenda, los "vaqueros" acumulan un total de 16 errores contra cinco de sus rivales.
Las estadísticas no mienten y esta es una razón de peso por la que Oeste no ha podido ver la luz ante Chiriquí.
Un ejemplo claro de que Oeste se mete en problemas cada vez que comete un pecado ante Chiriquí, lo pude observar el domingo, en el segundo partido de la final que se realizó en el Estadio Horacio Mena de Chame.
Recuerdo que se jugaba la parte alta de la tercera entrada. Oeste estaba arriba 2-0 en el marcador, pero luego de dos errores, los chiricanos aprovecharon para empatar las acciones.
Aún no desaparece de mi memoria la roleta de frente que le conectaron al segunda base de Panamá Oeste, Rolando González, la cual se le fue entre las piernas.
Luego de este error, como es una ley no escrita en el béisbol, vino el imparable que impulsó la carrera del empate.
Considero que Oeste puede tener posibilidades de romper el dominio este año de Chiriquí si sus peloteros juegan más concentrados a la defensa.
En relación con las otras estadísticas, encontré que en los cuatro partidos, los "vaqueros" han conectado 14 imparables, con tres carreras; contra 30 anotaciones y 35 incogibles de sus rivales.