El Día de San Valentín se celebra hoy y por eso le contaremos cómo el amor puede romper cadenas, unir a una familia y terminar en la felicidad.
Cuando Claudia tenía 17 años era novia de Carlos. Salieron más de un mes y en ese proceso ambos conocieron a los amigos de cada quien. La relación terminó porque Carlos la engañó, ya que tenía una novia de tres años. Gracias a Dios, a Claudia no le afectó demasiado, porque no se conocieron mucho y se puede decir que fue un "grubeo". A la semana, se encuentra con Manuel, un amigo de su "ex" y empezaron a salir. A la familia de Claudia y a sus amigos le daba mala espina ese chico, porque no era agraciado de rostro y como ella es una culisa muy linda, decían que era para un hombre más lindo. Claudia no le hizo caso a nadie y siguió saliendo con el joven. Ella decía a su mamá que salía con sus amigos, pero estaba con él. Eso lo hizo por más de ocho meses, pero todo terminó cuando su madre se encontró a un amigo con el que, supuestamente, estaba en el cine. Al preguntarle por ella, el amigo no supo qué decir, porque nunca le avisó.
La familia le prohibió ver a ese chico y empezaron a controlar las llamadas. A pesar de eso, la relación de esta pareja nunca terminó; siguieron viéndose a escondidas y cuando la familia no estaba, él la visitaba.
Pasó un año y la familia del chico fue a la casa de la joven a conversar con su contraparte. Querían aclarar que su hijo no tenía malas intenciones y que ellos estaban enamorados.
Los padres igual no quisieron, hasta después de un año y medio, cuando la muchacha se puso rebelde y les dijo que ya era mayor de edad y que ese era el hombre de su vida. Ellos dieron su brazo a torcer y tuvieron que aceptarlo.
Él le propuso matrimonio y ella aceptó. Durante un año ahorraron para comprar una casa. Ella con 21 años y él, con 24.
El día de la boda, el chico, que supuestamente era una mala influencia, le regaló un carro y le dio los papeles de los muebles para la casa. Se mudaron a un apartamento hasta que le entregaran su hogar y hoy viven juntos. Los padres de ella ahora le dicen hijo a Manuel y él se ha quedado muchas veces a dormir en la casa donde no lo querían. Sus amigas, que trataron de separarlos, ahora están contentas por el progreso de ella, ya que muchas aún viven en su casa y sus noviazgos han sido un fracaso. Otras han dado luz y son madres solteras. El mundo da muchas vueltas, pero con el amor no se juega. Cuando el destino quiere que algo se haga, se hace y cuando ambas personas ponen de su parte y luchan en contra de las adversidades, siempre salen triunfando. ¡Lucha por tu amor!
Ahh, esta es una historia real y el otro año, tal vez podremos contar la tuya.