No, no le voy a escribir hoy sobre 'Buenos Días' porque hay cosas más importantes como hacer justicia con un show protagonizado por niños que sí aporta, que sí resalta parte de nuestro folklore, que ha demostrado evolución sin perder su esencia, que lleva semanas al aire y del que no había escrito. Me refiero a Semilla de Cantores.
Yo soy fiel creyente que mientras más espacios hayan al aire donde se resalte nuestras tradiciones, folklore y costumbres más se aporta a que las nuevas generaciones no crean que todo es reggaetón, enseñar tetas, nalgas y menearse vulgarmente en tarima.
Semilla de Cantores es una fascinante inyección de folklore en la mitad de la semana. Es un espacio sano, bueno, donde uno puede sentarse a disfrutar en familia el talento de niños a los que se les inculcó amar primero lo suyo y después lo foráneo.
Este año sus productores de una manera muy atinada dieron un paso adelante y literalmente "modernizaron" el concepto visual y su contenido; porque si usted lo analiza cruda y fríamente, Semilla de Cantores 2011 ha recurrido a técnicas modernas de hacer televisión presentándonos una propuesta gráfica diferente y una producción de reportajes vanguardista, pero que no opaca en nada la esencia del show que es nuestro folklore. Tanto su escenografía como la línea gráfica han sido modernas y finamente producidas.
Sus responsables han elevado la cantadera, han hecho cambios radiales pero atinadamente imperceptibles a su imagen y lo han convertido en un show bastante bien producido sin sacrificar al folklore. Esto es muy difícil lograrlo y más en un show de nicho y en directo para televisión porque hay que tener el tacto y la sapiencia para mezclar modernismo con tradiciones y que el resultado no perjudique la esencia del producto.
Este año hemos visto aportaciones sensacionales en los opening como el homenaje a las tamboreras de Silvia de Grasse, los tambores de Ricaurte Villarreal con Milagros Blades o cantadera y rock con Cienfue. Esto, aunque arriesgado, porque reitero, este show es para audiencia de nicho, ha tenido resultados a cuadro muy buenos y donde no se ha distorsionado en nada la idea original del proyecto: resaltar el talento de niños -en su mayoría del interior- en un género tan difícil y complicado como lo es una cantadera.
Ahora, hay que tener cuidado con los jurados porque en varias ocasiones sus críticas son tan elevadas que la cara de los niños es la muestra de que no entendieron nada de lo que le están criticando y el televidente que no es asiduo a las cantaderas o desconoce de folklore, menos. Por otro lado sus conductores no deben olvidar que ese no es un show de ellos, para lucirse ellos. Este show es de los niños y sus talentos. Deben tener claro que el presentar se limita a presentar. Punto. Todo lo demás es show sin sentido y que peca de teatral. Sí, pueden sentir, sí pueden emocionarse, pero un buen presentador debe tener la capacidad de poder controlar su emoción que nunca debe ser, a cuadro, más importante que la de los verdaderos protagonistas.
Hago justicia y aplaudo al nuevo Semilla de Cantores, a sus creativos y productores por la evolución, pero muy en especial a los niños, verdaderos artistas y protagonistas de este show. ¡Felicidades!