Finalmente, luego de una semana completa de haber estado con dolor de muela, he podido disfrutar de mis vacaciones, sí, y es que milagrosamente el dolor se me ha quitado, permitiéndome hacer mi vida "normal".
Ya empecé a hacer mis paseítos, pero sin duda, el más importante fue ir a mi querido Antón, donde pude disfrutar el "hacer nada" acostada en una hamaca, no es para darles envidia, pero es que ¿a quién no le gusta sentir la suave brisa del campo mientras se come un duro de tamarindo acostado en una hamaca?
Ni decir de la playa, o del río... Eran tres años los que tenía sin ir al río, sí, ese donde aprendí a nadar, donde junto a los primos y demás familiares hemos vivido momentos inolvidables. Tantos gratos recuerdos pasaron por mi mente cuando caminaba hacia él, había olvidado la experiencia de ver cómo quedaba la ropa llena de "pega pega", de tener que pasar con cuidado por la cerca de alambre de púas (esa que una vez me cortó el muslo y mientras que yo lloraba a orilla del río por el dolor y sin poder meterme para que no me picaran las sardinas, mi hermana y mis primos se bañaban felices de la vida).
Al ver a mi primita insistente en querer meterse al agua apenas llegamos, me recordó mi infancia, cuando nos decían: "están sofocados, aún no se pueden meter, porque hace daño", y uno empezaba a meter la mano y luego el pie para "ver si el agua estaba fría".
El lugar está muy cambiado, el enorme árbol de mango, de donde hacíamos los "clavados", se cayó, la bautizada "olla de la bruja", por ser la parte más honda del río, tampoco está, pero aun así se puede disfrutar de él como antes, cuando nuestra mayor preocupación era tomarnos toda la sopa para conseguir el permiso de ir a darse un chapuzón.
Y hasta eso ha cambiado, cuando estaba niña e incluso adolescente, no podíamos ir al río sin un adulto, pero ahora mis primos simplemente dicen "nos vamos" y ya. Qué hueso! Pensamos los más grandes quienes hasta teníamos que fregar para poder salir, pero bueno, sí, los tiempos cambian y así como ha cambiado el río y hasta el camino para ir hacia él, cambia la vida, lástima que eso implique no poder disfrutar siempre de la vida que yo me merezco...