El ensanche de la vía Interamericana trajo bienestar para unos y daños para otros, como los moradores de la llamada "Ciudad Perdida", en La Chorrera, que han quedado sepultados y temen que un carro les caiga encima.

Luis Benítez, residente del lugar, afirmó que ya ha ido a todas las instancias para que al menos les hagan unos barandales que los proteja de los carros que pasan como si fuera una autopista.

Explicó que el problema radica en que antes que se hiciera el ensanche, la altura que tenían de la casa a la calle era de un metro, pero ahora están como de 10 a 12 pies. "Allá un carro se va y cae encima del techo de la casa", advirtió.

Agregó que en el caso de esta comunidad el desarrollo los ha perjudicado, porque ahora los niños no tienen donde jugar, ya que adelante está la carretera y atrás de las casas hay una quebrada.

Indicó que ya no sabe a donde ir porque en el Ministerio de Obras Públicas les dijeron que los barandales los mandaron a hacer a Francia, pero ya han pasado más de tres meses y no llegan. Tampoco hay señalización.

Evelyn Ruíz, hasta hace un año vivía feliz a orilla de la carretera y aunque no tenían una buena calle ni tampoco aceras, si contaba con sus entrada a la casa. Ahora, los tres buses que tiene no los puede dejar ni a orilla de la calle porque la policía se los prohíbe.

Los moradores se quejan de que cuando llueve la tierra se desmorona, las paradas no tienen casetas, la empresa cortó un montón de árboles frutales y no les pagó ni un centavo.

En reiteradas ocasiones se ha intentado tener una respuesta de la empresa M & S, responsable del proyecto, pero no ha sido posible. Lo único que se sabe, según el director de Mantenimiento del MOP, Jorge Pitalúa, es que la señalización le corresponde a la Dirección de Tránsito y Transporte Terrestre.

Sobre las casetas de buses, dijo que no sabe si estaban estipuladas dentro de la obra.