La adversidad es su eterna compañera.

Con lágrimas en los ojos, Diva Correa, quien vive en el barrio de Santa Cruz en Calidonia, dijo que nunca pensó que viviría días tan amargos, ya que experimentó la muerte de un hijo; además, a su edad tiene que criar a seis de sus nietos, porque sus padres están presos.

Diva sufre de diabetes y casi no puede caminar; pero, para mantenerlos, plancha ropa a los vecinos, sentada en un viejo e incómodo sillón, pues no puede permanecer mucho tiempo de pie.

Ante tanta miseria, esta señora de mirada triste, sólo pide que la ayuden con los "pelaítos", ya que recibe 10 dólares por quincena de un hijo y lo que puede obtener del planchado. Hay días que no comen, pero los vecinos la socorren a ella y a sus nietos. Solicitó que le donen dos colchones para un camarote que nadie puede usar por la falta de éstos.

Diva tiene un consuelo, su hija Kira es una jugadora del Lady Sports fútbol, aunque no tiene empleo y siente que es la única persona en la que tiene esperanza si logra conseguir un trabajo, por lo que solicitó, llorando, que la ayuden.

DETERIORADOS

La plancha y la tabla están en lo último. Son sus instrumentos de trabajo para ganarse unos reales.