Una etnia en medio de limitaciones

Joyce Baloyes Lobo | DIAaDIA

En las faldas del cerro, se asoma un improvisado caserío, donde las mujeres caminan descalzas por los caminitos de tierra, luciendo sus coloridas parumas, peleando con la vida.

Se trata de la comunidad Emberá Purú, hogar de una gran parte de los emberá que emigraron desde la provincia de Darién hasta la ciudad, localizada en el corregimiento Arnulfo Arias de San Miguelito.

Hoy, las cosas no han cambiado mucho para la población indígena del lugar. Desde 1990, cuando un grupo de 12 familias que vivía en Curundú, empezó a cortar la maleza para construir sus casas de tablones y zinc en medio de la nada. Actualmente, muy pocas son de concretos.

La superación ha sido siempre su norte, desde que se dispusieron a dejar sus "tambos" (chozas de pajas con altillos) para tener una vida mejor.

Sin embargo, la pobreza se apodera cada vez más de este grupo indígena, que enfrenta la carencia de un sistema de agua potable, falta de letrinas, inseguridad y su peor enemigo, el desempleo.

SE AVENTURARON

Marcela Olea tiene 7 años vivir en la comunidad. Salió con su familia de Tuquesa, Yavisa, en Darién, porque allá no había trabajo, pero la suerte no los acompañó, su esposo José está desempleado. Según él, por no estar reconocido y no tener una cédula, las puertas se cierran.

Mientras cose en la puerta de su casa una típica cesta de paja, cuenta que con eso es que sobreviven. Ahora le preocupa que no sabrá cómo mandará a sus seis hijos a la escuela, ya que ha decidido que algunos no estudiarán este año. Como esta familia, la mayoría sólo puede saborear un bocado diario, con suerte "un pancito o platanito", dijo esta madre indígena.

PARA COMER

Este grupo confecciona máscaras a base de fibras de "chunca", típicas de los emberá, que pueden costar entre B/. 10.00 y B/. 15.00., las que vende a grandes comercios que se dedican al turismo. Los emberá no tienen un empleo fijo, sólo eventual. El 70%, de los 620 indígenas, está desempleado.

LIMITACIONES

Mito Dogirama, presidente de la Junta Directiva de la Asociación Emberá, destacó que aunque reciben ayuda, el agua potable es su prioridad, ya que tienen que cruzar hasta Las Trancas para abastecerse.

A la lista se suma la falta de seguridad y vigilancia. Según él, las autoridades reconocen su territorio como "punto rojo", por lo que solicitan una garita de seguridad permanente.

Reconoce que la juventud se ha quedado sin estudiar, porque los padres de familia no pueden mandarlos por falta de dinero.

De acuerdo con una encuesta realizada en junio de 2005, hay 135 familias, de las cuales 116 son niños de 1 a 5 años y 102 de 5 a 12 años.

Sólo 45 familias tienen certificados de lotificación, 93 casas todavía están esperando sus títulos de propiedad.

¿UNIDOS?

Aunque no se rigen por un Congreso Local, sino por las autoridades del distrito, funciona la Asociación Emberá, liderada por Mito Dogirama. Pero aunque es parte de la asociación, aparece Manuel Quintero, nocó o dirigente, secundado por Euclides Waunora, que no dan crédito a lo que hace la gente de Mito y están divididos.

Cuestionan las innumerables actividades bailables que se hacen en la comunidad, fondos que son utilizados a beneficio de la comunidad y no promueven el desarrollo.

Waunora sugiere que se ataque la violencia intrafamiliar, la basura, orientación psicológica y se promueva la seguridad social.

OBRAS

José Perea, jefe de proyectos de la Junta Comunal de Arnulfo Arias, señaló que gestionaron con el despacho de la Primera Dama el puente peatonal, además, dan mantenimiento a la chanca deportiva y donan tuberías de agua potable.

Han focalizado como prioritario el sistema de agua potable, letrinas, veredas, seguridad, sistema de luminarias y la basura. Ya el Ministerio de Salud busca desarrollar un proyecto de 120 letrinas para la comunidad.

Entre la falta de oportunidades, los niños juegan ignorando las limitaciones de su comunidad.

DISTRACCIONES

Son pocas las diversiones que tienen los niños. La comunidad se queja de que personas ajenas al lugar, utilizan la cancha para cosas que no tienen que ver con el deporte.

Se ven maniatados, porque la Policía está lejana y aunque denuncian la situación, nadie hace nada. En caso de riñas, las autoridades llegan una hora más tarde.

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