Vive de las uñas. A sus 37 años, Jessi García decidió salir a la calle a buscar el pan nuestro de cada día para mantener a su familia.
Antes laboraba en salones de belleza, pero después de ocho horas continuas de trabajo no le veía ningún rendimiento a tanto esfuerzo, ya que sólo le pagaban un porcentaje de cada uña pintada.
Ahora, trabajando en la calle, en un día malo se puede ganar entre B/.15.00 a B/.18.00 y en los buenos de B/.30.00 a B/.40.00, lo que le deja una ganancia por semana de unos B/.180.00.
Pero todo en el negocio no es color de rosa, pues debe soportar el candente sol del que solo la cubre una pequeña sombrilla. Adicional se ha llevado varios chascos con algunos pies que prefiere no pintar para evitarse enfermedades.
A pesar de los pequeños inconvenientes, esta humilde mujer no desmaya, pues sabe que en su casa, ubicada en la calle 23 del barrio de El Chorrillo, la espera su pequeña hija a la que procura que no le falte nada.
Muchos diseños son de su propia inspiración y otros son copiados de las revistas de moda, porque lo más importante en el negocio es ser original para que al cliente le guste.
No crean que sólo las damas se arreglan las uñas, ya que Jessi tiene clientes varones que la buscan especialmente por servicios.
Como todo lo tiene que hacer en la calle, los precios son de pueblo y sólo cobra B/.1.50. Pero sin son falsas cuestan B/.3.00 y de acrílicos B/.12.00.
En un futuro no muy lejano sueña con abrir un local en donde pueda atender a su clientela de forma más cómoda y así evitar perder dinero cuando llega el invierno.
Lo que más la encanta es que es su propia jefa.
UBICACION
En la esquina de calle K, a pocos metros de la entrada de La Peatonal, todos los días pinta uñas.