Se acabó el agua, el guaro y la campana. A partir de ayer leeremos, veremos y escucharemos como se acribillan a los seudoprogramas de humor y a los canales de televisión por la cobertura que le dieron a esas fiestas.

No, yo no les voy a escribir sobre esa cosa espantosa que fue el Carnaval de la capital con el que literalmente hicimos el ridículo, incluyendo las patéticas actuaciones y desempeños del Presidente de la Junta de Carnaval o el jefe de Turismo, y mucho menos esa porquería que fueron las transmisiones de TVN, Telemetro y RPC, porque no solo no se lo merecen, sino que sería repetir lo que ya he escrito sobre estos espacios en Carnaval: ¡son un asco!... lástima que esta vez, Hecho en Panamá cayó en ese juego de desacreditar el folclor, lástima. Sí señores, el Carnaval, con todo lo que lo incluye, es parte de nuestro folclor.

Pero más allá de todo lo que de ello se pueda decir - y esta es mi opinión - yo no creo justo que acribillemos a las televisoras por lo que nos presentaron por cuatro días -y de seguro mañana en sus resúmenes- porque ellos, encienden sus cámaras de grabación y es la gente, incluso muchos de los que me leen, los que se prestan para ser exhibidos como focas de circo. Es la propia gente la que se presta para ser grabadas autodenigrándose y a las televisoras eso les ha resultado en sintonía y en ingresos. (Esto está comprobado con reportes de audiencia).

Aquí no podemos hacernos los puritanos y decir que las televisoras presentan lo peor del Carnaval. ¡No! Los borrachos, los homosexuales descontrolados que se creen más reinas que las reinas, las mujeres alcoholizadas (unas enseñando sus hermosos cuerpos y otras sus mondongadas), parejas sobándose y realizando movimientos eróticos a cambio de una caja de chicles o una gorra, la música vulgar con pregones que invitan a la violencia y la promoción del sexo, hoy, lamentablemente, son parte del carnaval y eso ni lo inventaron en La Cáscara ni en Infraganti.

Todos, absolutamente, todos los que se prestaron para salir en esos espacios son personas que saben lo que estaban haciendo, que saben en un 95% que los están grabando borrachos y saben que desde hace años eso es lo que transmiten las televisoras en Carnaval. Ninguno está descubriendo nada.

No, no estoy justificando lo que nos presentaron las televisoras ni sus segmentos, porque todo fue un asco y siempre ha sido un asco. Aquí estoy tratando de ser justo y de que admitamos que eso es lo que vendemos los panameños como Carnaval, incluyendo los medios, todos.

No nos llamemos engaño, no nos hagamos los puritanos, no seamos hipócritas. Las televisoras - con todo lo crítico que soy de ellas - presentan en carnavales lo que como sociedad hemos creado, promocionado y protagonizado. La gente que sale en esos programas ni fueron obligados a ser grabados, ni dijeron no me grabes y quizá algunos ni se acuerdan que fueron grabados, exhibidos y hasta sobados, porque aún hoy están sufriendo la resaca de esas fiestas. Negarnos esa realidad es ser hipócritas y culpar solo a las televisoras y sus programas es jugar a la doble moral. Qué acertado estuviste hace años amigo Pedrito: ¡Esto ser los carnavales!... lamentablemente.