Su local siempre está lleno. (Foto: ROBERTO BARRIOS / EPASA)
Jesús Simmons
| DIAaDIA
La sazón es la fuente de su éxito. En la Calle 26 del populoso barrio de El Chorrillo, Alejandra Urriola, de 31 años, se gana la vida vendiendo patacones con pescado frito en uno de los restaurantes más famosos del lugar.
Esta humilde mujer desde hace seis años labora al calor de una paila en donde fríe uno de los pescados más buscados del populoso barrio.
Pero el secreto para que el restaurante La Fula, donde labora, siempre esté lleno es el buen trato que le da a sus clientes y la sazón que usa la dueña del local a la hora de preparar los pescados.
Lo que más le gusta de su trabajo es que puede llegar caminando, pues vive en la Calle 27 de El Chorrillo y además puede estar cerca y vigilar qué es lo que hacen sus niños.
Otra de las cosas que agradece es que puede enviar a sus hijos a la escuela para que reciban la educación que ella nunca pudo tener y se conviertan en profesionales y hombres de bien.
El trabajo que realiza no es nada fácil, ya que para preparar los plátanos y los peces aguanta mucha calor, por lo que evita bañarse cuando llega a su casa para no sufrir una enfermedad.
A pesar de los inconvenientes, se siente satisfecha de al menos tener un empleo digno con el que le da un buen ejemplo a sus hijos de que la plata hay que ganarla de forma honrada.
Para ella, esto es muy importante, pues sabe que vive en uno de los sectores más problemáticos del país, en donde los casos de violencia están a la orden del día, de allí la importancia del ejemplo que les da a sus hijos.
En un futuro, sueña con tener su propio negocio y ser su propia jefa, pero mientras esa oportunidad llega seguirá trabajando arduamente vendiendo patacones con pescado. Su amabilidad y atención la han hecho ganarse el cariño y aprecio de su clientela.
BARATO
El plato de pescado con patacones los vende a B/ 3.00. También tiene buena música y sodas bien frías.