Yo creo que no soy la única persona en este mundo a la que no le gustan las despedidas, y más si estas no son esperadas.
En ciertos momentos de la vida, algunas puertas tienden a cerrarse y ¿por qué no?, hay veces que nos expulsan de ellas. El dolor que esto provoca puede ser tan fuerte que el llanto y la impotencia puede durar días, hasta semanas.
Pero es en ese tipo de casos en donde se refleja la fortaleza del ser humano para enfrentar situaciones no del todo gratas y justas. Mas como reza un dicho, "cuando se cierra una puerta se abren muchas más" y aunque sea difícil ver lo bonito dentro de lo frustrante, hay que intentar hacerlo.
Cada experiencia, por muy dura que sea, sigue siendo experiencia y al final solo quedan los recuerdos de las cosas compartidas y de lo duro que fue el esfuerzo en un momento dado. Al final del camino queda la satisfacción de que lo que se aprendió allí nadie te lo va a quitar, y que tienes la suficiente capacidad para demostrar tu profesionalismo en otro lugar.
Nadie dijo que la vida fuera justa, y mucho menos que fuera fácil. Muchos dicen que todo fuera hermoso si la vida fuera fácil, pero hay que pensar lo contrario, pues de ser así no habría esfuerzo en hacer nada; por ende, no habría competencia. Al no haber competencia, no hay aspiración, al no haber aspiración y metas, simplemente no hay ganas de nada y viviríamos en completo sedentarismo.
Así que si los problemas están, por más duros que sean hay que darles la cara y buscar la estabilidad económica que antes existía; solo de esa manera demostramos nuestra grandeza y que si se puede uno levantar ante las caídas o golpes provocados.