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Reina de la concha


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Margarita siempre tiene su puesto con mucha variedad de mariscos.

Fotos: EVERGTON LEMON

  • Reina de la concha

    Margarita siempre tiene su puesto con mucha variedad de mariscos.

    Fotos: EVERGTON LEMON

  • Reina de la concha

    Es muy atenta con sus clientes.

  • Reina de la concha

    Es muy querida por sus compañeros de trabajo.

  • Reina de la concha

    Siempre tiene aseado su puesto.

  • Reina de la concha

    Sus productos son frescos y de calidad.

Jesús Simmons - DIAaDIA

Una mujer emprendedora. Soñar no cuesta nada, pero si se desea con todo el corazón, de seguro los sueños se convertirán en realidad. Esto fue lo que le sucedió a Margarita Mosquera, quien hace 27 años inició su propio negocio.

Corría el año 1986 cuando esta exitosa microempresaria con un pequeño presupuesto colocó en el desaparecido Mercado Público, un puesto de venta de mariscos.

Al principio le fue muy difícil sacar adelante su negocio, pero la perseverancia, responsabilidad y la fe, la hicieron salir adelante.

Además, un curso de tres años y medio sobre Acción Empresarial que le dio el Multicredit Bank le ayudó a conocer cómo crear y sacar adelante una empresa.

Hoy su puesto se llama Margarita la Reina de la Concha y está ubicado en el Mercado de Mariscos, donde vende pulpo, camarones, conchas y otros productos del mar.

Lo que más la llena de satisfacción es que con su trabajo educó a sus cuatro hijos, por eso se le hincha el pecho al decir que tiene enfermera, mecánico, banquera y un futuro médico en su casa.

Esta darienita no solo sabe de mariscos, pues se graduó de maestra en educación para el hogar, por lo que trabajó ocho años en una escuela en Veracruz.

Ella es consciente de que el negocio de los mariscos es difícil y considerado de hombres, por eso se levanta a las 3:00 a.m. y se retira a las 9:45 p.m. del Mercado de Mariscos.

Cuando termine de educar a su último hijo, quien estudia medicina, se dedicará a llevar el Evangelio a todas partes del mundo.

Hoy, Mosquera está feliz, pues lo que tanto soñó se le hizo realidad, aunque reconoce que para lograrlo tuvo que trabajar duro.

 

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