
Mena conoce bastante de boxeo.
Mena conoce bastante de boxeo.
Mena conoce bastante de boxeo.
Es feliz al subirse a un “ring”.
En el gimnasio Pedro “Rockero” Alcázar está temprano.
Se preocupa por sus pupilos.
Para Eduardo Mena el boxeo es su gran pasión. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Mena conoce bastante de boxeo.
Es feliz al subirse a un “ring”.
En el gimnasio Pedro “Rockero” Alcázar está temprano.
Se preocupa por sus pupilos.
Para Eduardo Mena el boxeo es su gran pasión. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Mena conoce bastante de boxeo.
Es feliz al subirse a un “ring”.
En el gimnasio Pedro “Rockero” Alcázar está temprano.
Se preocupa por sus pupilos.
Para Eduardo Mena el boxeo es su gran pasión. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Mena conoce bastante de boxeo.
Es feliz al subirse a un “ring”.
En el gimnasio Pedro “Rockero” Alcázar está temprano.
Se preocupa por sus pupilos.
Para Eduardo Mena el boxeo es su gran pasión. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Mena conoce bastante de boxeo.
Es feliz al subirse a un “ring”.
En el gimnasio Pedro “Rockero” Alcázar está temprano.
Se preocupa por sus pupilos.
Para Eduardo Mena el boxeo es su gran pasión. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Mena recordó que cuando era joven incursionó en el boxeo aficionado casi por 10 años, peleaba en la interzona, luego peleó en la profesional, para después ser entrenador y actualmente es promotor de boxeo, puesto que arma peleas.
Él labora con dos boxeadores venezolanos y un nicaragüense, quienes son clasificados mundiales.
Eduardo destaca que desde niño observaba las peleas de boxeo en las que Ismael Laguna era su mayor inspiración, por lo que admite que este deportista panameño lo motivó a incursionar en el deporte.
Se siente satisfecho, porque ha sobresalido como promotor, ya que puede ayudar a otros jóvenes y ellos pueden superarse. Él se muestra feliz cada vez que sube a un “ring” con algunos de sus pupilos.
Oriundo de Nombre de Dios, en Colón, el promotor Mena, aunque ha vivido la mayor parte de su vida en la capital, ama su tierra atlántica, donde nació un 22 de junio de 1950.
Son cinco los hijos que tiene Eduardo, su principal fuente de inspiración; además, ama a su esposa Ibeth Palacios, que lo apoya en todas las decisiones.
Entre sus planes futuros, está continuar impulsando el boxeo y entrenar a jóvenes en Nombre de Dios, porque allá existe buen material para que el país tenga más campeones mundiales.
Con su fe puesta en Dios, este panameño se levanta todos los días para iniciar su jornada como promotor, por lo que aconseja a todo aquel que tenga metas jamás rendirse y emprender sus luchas, porque la vida no es fácil, sobre todo si se quiere hacer el bien.