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Disfruta el teatro en familia
Escenas de la obra Bartleby. (Foto: Erick Marciscano / EPASA)

Rosalina Orocú Mojica | DIAaDIA

Luego de ver "Todos somos Bartleby", a la gente le queda en su mente muchas reflexiones y quizás un sabor amargo en la boca.

Qué tanto somos dueños de nuestras propias vidas es la pregunta que queda en el ambiente.

Quizás cambiar es pertinente, es el reto, la urgente necesidad. Vaya usted a La Quadra, vea la obra y decida si se queda con la rutina, el trabajo mecánico, casi robotizado, el Status quo o apuesta por el cambio y se atreve, como Bartleby, a decirle alto y claro un ¡no! al "establishment", a sus "superiores".

Primero, el trabajador ejemplar tímidamente se negó a seguir siendo "el tonto útil", falto de motivación y hastiado de sentirse tratado casi como un objeto, como una máquina productora de dinero.

Sin mirar a su jefe, con la vista en las copias, Bartleby el escribiente dijo: "¡Preferiría no hacerlo!

Luego repitió: "¡Preferiría no hacerlo!"

Finalmente gritó, como quien le sale de lo más profundo de su alma, con todas sus fuerzas: "Preferiría no hacerlooooo!

No sólo lo escuchó el jefe (Manuel Rivera), también el público, Tenazas y Pavo (los compañeros de trabajo del diligente Bartleby), nosotros, el director de la obra (Eduardo Medina) y Alejandro Ortiz (Querétaro, México), quien pisó suelo panameño por vez primera para asistir el pasado viernes en la noche al estreno de "Todos somos Bartleby", en el teatro La Quadra, donde se presentará hasta el 23 de febrero.

Antes, pudimos conversar con él en EPASA acerca de la suerte del teatro en la región, del Bartleby que todos llevamos dentro, que quiere rebelarse, pero se reprime y es como una eterna bomba a punto de explotar, de la necesidad de asirse más al teatro como herramienta para la educación y para lograr la concienciación social para producir cambios positivos.

Se lamenta de que la gente que tiene poder político y económico privilegia la televisión y la radio en detrimento del teatro.

Pero, se congratula de que cada vez el teatro gana más terreno en el ámbito educativo. Bueno, razones sobran para auxiliarse con él: ayuda a modificar conductas, hábitos, favorece el trabajo en grupo, es un excelente medio de comunicación, hace que la gente se organice para mejorar la calidad de su vida.

Le parece que el hecho de que las salas de teatro de estos tiempos sean más pequeñas que las de antes ayuda a que haya una relación más cercana entre actores y espectadores.

Por otro lado, a su juicio, para la cenicienta de las artes el futuro se pinta prometedor. "Hay un renacer del teatro, hay más holgura, pues la gente empieza a tener la necesidad del teatro, hay redes que están tejiendo grupos teatrales con sus espectadores".





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