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Una tarde en Brooklincito y Viejo Veranillo
Hay mucha basura en la comunidad.

Jesús Simmons | DIAaDIA

Brooklincito. Esa es una comunidad que hace frontera entre el corregimiento de Betania y Curundú. Es famosa por sus grandes problemas sociales y de bandas juveniles. Además, es tierra forjada por inmigrantes de todas partes del país, hasta de extranjeros. Sus moradores luchan por cambiar las marcadas diferencias negativas que muchas personas tienen.

Ante la llegada de DIAaDIA a este barrio, un grupo de niños jugaba alegremente al deporte que apasiona a los panameños: su majestad el béisbol. Sin más implementos que un viejo bate de madera, una bola de goma, ellos disfrutaban al máximo. Sus caritas felices irradiaban en el polvoriento campo de juego en donde coreaban cada jugada.

EQUIVOCACION

Caminando por las angostas veredas, llenas de caminitos que forman un laberinto de zaguanes y casas apiñadas, los residentes se asomaban en las ventanas. Sus miradas eran de asombro.

"La gente está equivocada. Este es un lugar muy tranquilo, aquí vivimos personas decentes", nos repetían una y otra vez los moradores. Peligroso o no, lo que se pudo comprobar es que durante nuestra visita pasamos a ser uno más del barrio.

Expresiones como “aquí los manes sólo quieren una oportunidad de trabajo y que todo el barrio este chilin”, eran algunos de los argumentos de los residentes. A su criterio, en este barrio “nadie se mete con nadie y cuando hay problemas es gente que no es del barrio y que vienen a hacer sus travesuras por acá”, explicaron.

LA PRIMAVERA

No es más que una comunidad dentro de otra. Así lo hicieron saber los moradores y aclararon que La Primavera es mucho más tranquila que todo el resto de la comunidad, porque está conformada por personas del interior del país que emigraron en busca de mejores días. Este sector fue establecido desde la década del 30. En ese entonces, era conocida como Rincón Bellaco. Lo curioso de este nombre es que obedece a que los pobladores de ese tiempo eran muy iracundos y se registraban muchas trifulcas. No fue hasta 1995 que unos misioneros visitaron la comunidad, la hallaron bonita por la gran cantidad de árboles que allí había y optaron por cambiarle el nombre a La Primavera.

LAS NECESIDADES

Las aguas negras son unas de las mayores preocupaciones. Eso no es nada raro, pues al pasar por esas zanjas hay un olor nauseabundo. Se conoció que la mayoría de los sanitarios son de letrina y qué decir de la basura. Lo cierto es que algunas personas sin ningún tipo de consideración optan por dejarlas donde mejor les parece. La tenencia de tierra es otro dolor de cabeza, ya que algunos lotes tienen de siete a nueve dueños, por lo que muchos aspiran a que se solucione esto para así poder lograr un título de propiedad.

Las estructuras de esparcimiento para que los niños puedan jugar son escasas.

A pesar que la comunidad está bastante tranquila, los residentes denunciaron que son pocas las rondas policiales que hay. Además, pidieron un Centro de Salud, pues deben asistir al Centro de Salud de San Miguel o el de Santa Cruz.

SIN AGUA

En este barrio, el vital líquido siempre ha sido un enigma. Desde muy temprano en la mañana el agua se va y regresa a altas horas de la noche. En el centro de Brooklincito es donde se da con mayor frecuencia la escasez del vital líquido. Los moradores esperan que las autoridades sean más diligentes y solucionen algunos de los tantos problemas que aquejan a la comunidad.

GENTE TRABAJADORA

El olor a pescado frito no podía faltar. Y es que gente trabajadora es lo que sobra, pese a tantas necesidades que los rodean. Algunos se las han ingeniado para sobrevivir como pequeños comerciantes.

En Brooklincito puede encontrar cualquier cosa que se coma, como batidos de corn flakes, frituras, pescado frito con patacones, “saous”, duros, etc. Un claro ejemplo es doña María, ella expresó que vende desayunos y hasta cocina para unos cuantos clientes fijos. A pesar que las ganancias son pocas, dijo que le sirven para los gastos de su hogar.

Así como María, muchos “brooklinceños” se ganan la vida honradamente. Sólo desean que la comunidad en general no piense que todo lo que hay dentro del barrio es malo, porque allí viven personas serias que les gusta el trabajo.

VIEJO VERANILLO

Cuando llegamos a este sector, el guía no había llegado en el punto de encuentro acordado. Sin embargo, mi misión era conseguir la nota. No hubo más remedio que emprender la travesía junto al reportero gráfico “El Sr. Birrioso”. El miedo estaba presente, ya que el lugar tiene su fama de “caliente” y peligroso. Al poco rato ganamos la amistad y confianza de Marisol, quien cayó como del cielo y se ofreció a ser nuestra guía.

NEGOCIO INFORMAL

El desempleo es el problema de mayor índice en Viejo Veranillo, por lo que es común ver a muchas personas que se dedican al comercio informal con tal de ganarse unos cuantos reales.

Las pocas ganancias que consiguen son el resultado de la venta de frituras, cervezas, bollos y pixbaes. Generalmente, los fines de semana es cuando hay más negocio.

BANDAS

Vale la pena destacar que los propios moradores enfatizaron que en la barriada no hay piedreros y mucho menos bandas.

Según los residentes, hace mucho tiempo que hubo unas banditas que se hacían llamar los “Batros Locos” y los “Scaren Crew”, pero desaparecieron porque los cabecillas están presos o muertos.

Afirmaron que gracias a esto no se dan balaceras ni asesinatos en ese lugar. Igual suerte corre Brooklincito que también está libre de bandas, según se pudo conocer.

Luego de caminar varias horas, sus moradores aclararon que “la gente que no conoce el barrio tiende a hacer malos juicios y que Viejo Veranillo es como cualquier otro lugar, lleno de cosas buenas y positivas”. Admiten que es un barrio que no está libre de problemas, pues como en toda comunidad no todo puede ser perfecto.

¿POR QUE?

Después de tanto preguntar por qué se llamaba Brooklincito, una señora respondió esa inquietud. “Mi papá le puso el nombre de Brooklincito aseguró, pues Brooklin fue la ciudad que se hizo de noche y aquí cada vez que amanecía, había una nueva casa”. Así fue que surgió esta comunidad, dijo la Sra. Chencha.





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