Cuando era chica no sabía cuáles eran los días de Carnavales, de culeco ni nada.. mis Carnavales se reducían a una ida a la playa con todos, incluyendo perros y aves.
Ya aprendí el porqué de mi ignorancia en estos días, todo reposaba en esta pregunta… ¿qué hacemos con los animales?
La interrogante que mi madre y mi abuela se hacían, lo cual lo resolvían con una ida a la playa. Muy práctico, ya que todos gozábamos (humanos y animales). Los perros corrían por la playa chapoteaban o no querían entrar al agua por temor, y nosotras lo empujábamos, era una gran diversión y más cuando la gente se detenía a verlo y nos decían qué lindo... cómo se llama. Y el periquito que se quedaba con las demás personas cerca del carro, haciendo un escándalo insoportable en el hombro de algún miembro de la familia, y nosotras (mi hermana y yo) muertas de la risa, jugando en la arena, arrastrando al perro a la playa, diciendo cómo se llama, hablándole y dándole pan al periquito.
Era divertido, a quién no le gusta ir a la playa y más con tus mascotas. Pero mami… ya existen hospedaje para perros, podemos ir a los culecos.
Pero gracias a esos días en qué mi madres no sabía que hacer con las mascotas, hoy disfruto de otra manera los carnavales, estar en la playa en familia, aprovechando los días libres de las fiestas carnestolendas . ¡Que hasta mi abuelo se atreve a quitarse la salazón en el mar, como dice él y disfrutar!