Forman parte del nutrido grupo de jóvenes que se forja un destino bajo el sol y bajo la lluvia.
Rigoberto y Juan de Dios se conocieron hace poco, pero se dedican a la economía informal, el primero vendiendo raspa‘o y el segundo agua de pipa.
Rigoberto, de 18 años, vino desde La Palma de Veraguas en busca de un empleo. Un señor que vio su preocupación le ayudó a conseguir este trabajo. Este chico apenas pudo terminar el primero año, razón por la cual afirma que no sabe qué le gustaría estudiar en un futuro.
Por su parte, Juan de Dios antes vendía bolsas, pero al igual que a Rigoberto, un caballero lo contrató para ofertar agua de pipa. Reconoció que ahora le va mucho mejor y que puede llevar más ayuda a su abuelita Toña, con quien vive y a quien adora con toda su alma.
El joven de 16 años tiene dos sueños, el primero es estudiar mecánica y el segundo, para él más grande, es poder algún día comprarle una lavadora a su abuela para que no tenga que lavar a mano o en el lavamático.
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