Ella atraviesa una triste situación. Sola, sentada en su silla y con la mirada en lontananza se encontraba Conubina Tuñón, una señora a la que una enfermedad terminó limitándola de por vida. Y es que a pesar de tener 71 años esta mujer se caracterizó siempre por ser una persona activa y emprendedora; sin embargo, desde hace seis meses su vida tomó un giro inesperado al tener que amputarle una de sus piernas, producto de una diabetes que viene padeciendo desde hace dos décadas.

ESTA OFUSCADA

"Me siento muy frustrada, él (su esposo) tiene 81 años, y no está para esos trotes, lo más triste es que no puedo hacer nada para ayudarlo, porque casi no puedo caminar ni hacer nada por mi misma", expresó Conubina sobre los sacrificios que hace Toribio, su pareja desde hace 25 años, quien tiene que bañarla y trasladarla de un lado para el otro, pese a que en ocasiones recibe ayuda de algunos nietos.

FALTA DE DINERO

Conubina no va a las citas médicas con regularidad debido a que no cuentan con el dinero necesario para trasladarse hacia la Policlínica J.J. Vallarino. Además, de lidiar con la diabetes también Conubina es hipertensa, por lo que diariamente tiene que tomar dos pastillas que la ayuden a solventar estas enfermedades.

Su mirada perdida es producto de unas cataratas causadas por la diabetes, y que solo pueden ser eliminadas con una cirugía, que le permitiría ver bien a sus nietos, y demás familiares, como ella misma lo comenta.

APOYO FAMILIAR

Su casa, ubicada en el sector de Rana de Oro en Pedregal, se llena de alegría todos los fines de semana al recibir la visita de sus familiares, quienes la sacan al patio, conversan y comparten con ella ratos amenos para darle ánimo ante semejante tristeza que la agobia diariamente.

APOYO

Toribio, esposo de Conubina, pone en riesgo su salud, al tener que ayudarla a levantarse diariamente.