
En la danza, el arcángel trata de atrapar al diablo, el Miércoles de Ceniza, para llevarlo a bautizar.
Fotos: ODALIS OROZCO
En la danza, el arcángel trata de atrapar al diablo, el Miércoles de Ceniza, para llevarlo a bautizar.
Fotos: ODALIS OROZCO
En la danza, el arcángel trata de atrapar al diablo, el Miércoles de Ceniza, para llevarlo a bautizar.
Fotos: ODALIS OROZCO
Se danza al son de los tambores.
La danza no falta mientras los diablos escapan de los arcángeles.
El juego comienza desde finales de diciembre hasta el Miércoles de Ceniza.
Las armas no forman parte del vestuario, pero este diablo la utilizó, desvirtuando la tradición.
Los turistas formaron parte de la danza.
Los jóvenes tratan de esquivar el látigo del diablo.
Le puso sabor al tambor, el boxeador Celestino Caballero.
El congo se viste al revés, burlándose del vestuario de los españoles.
Un encuentro lucido, que dejó con ganas de más a los turistas.
Cada máscara y cada tonada entusiasmaban al público a participar.
Algunos diablos empañaron la vistosidad del encuentro con la simulación de armas, en lugar de los látigos.
Los congos y diablos invadieron las calles de Portobelo, lo que convirtió al pueblo en un gran escenario.
En la danza, el arcángel trata de atrapar al diablo, el Miércoles de Ceniza, para llevarlo a bautizar.
Fotos: ODALIS OROZCO
Se danza al son de los tambores.
La danza no falta mientras los diablos escapan de los arcángeles.
El juego comienza desde finales de diciembre hasta el Miércoles de Ceniza.
Las armas no forman parte del vestuario, pero este diablo la utilizó, desvirtuando la tradición.
Los turistas formaron parte de la danza.
Los jóvenes tratan de esquivar el látigo del diablo.
Le puso sabor al tambor, el boxeador Celestino Caballero.
El congo se viste al revés, burlándose del vestuario de los españoles.
Un encuentro lucido, que dejó con ganas de más a los turistas.
Cada máscara y cada tonada entusiasmaban al público a participar.
Algunos diablos empañaron la vistosidad del encuentro con la simulación de armas, en lugar de los látigos.
Los congos y diablos invadieron las calles de Portobelo, lo que convirtió al pueblo en un gran escenario.
En la danza, el arcángel trata de atrapar al diablo, el Miércoles de Ceniza, para llevarlo a bautizar.
Fotos: ODALIS OROZCO
Se danza al son de los tambores.
La danza no falta mientras los diablos escapan de los arcángeles.
El juego comienza desde finales de diciembre hasta el Miércoles de Ceniza.
Las armas no forman parte del vestuario, pero este diablo la utilizó, desvirtuando la tradición.
Los turistas formaron parte de la danza.
Los jóvenes tratan de esquivar el látigo del diablo.
Le puso sabor al tambor, el boxeador Celestino Caballero.
El congo se viste al revés, burlándose del vestuario de los españoles.
Un encuentro lucido, que dejó con ganas de más a los turistas.
Cada máscara y cada tonada entusiasmaban al público a participar.
Algunos diablos empañaron la vistosidad del encuentro con la simulación de armas, en lugar de los látigos.
Los congos y diablos invadieron las calles de Portobelo, lo que convirtió al pueblo en un gran escenario.
En la danza, el arcángel trata de atrapar al diablo, el Miércoles de Ceniza, para llevarlo a bautizar.
Fotos: ODALIS OROZCO
Se danza al son de los tambores.
La danza no falta mientras los diablos escapan de los arcángeles.
El juego comienza desde finales de diciembre hasta el Miércoles de Ceniza.
Las armas no forman parte del vestuario, pero este diablo la utilizó, desvirtuando la tradición.
Los turistas formaron parte de la danza.
Los jóvenes tratan de esquivar el látigo del diablo.
Le puso sabor al tambor, el boxeador Celestino Caballero.
El congo se viste al revés, burlándose del vestuario de los españoles.
Un encuentro lucido, que dejó con ganas de más a los turistas.
Cada máscara y cada tonada entusiasmaban al público a participar.
Algunos diablos empañaron la vistosidad del encuentro con la simulación de armas, en lugar de los látigos.
Los congos y diablos invadieron las calles de Portobelo, lo que convirtió al pueblo en un gran escenario.
En la danza, el arcángel trata de atrapar al diablo, el Miércoles de Ceniza, para llevarlo a bautizar.
Fotos: ODALIS OROZCO
Se danza al son de los tambores.
La danza no falta mientras los diablos escapan de los arcángeles.
El juego comienza desde finales de diciembre hasta el Miércoles de Ceniza.
Las armas no forman parte del vestuario, pero este diablo la utilizó, desvirtuando la tradición.
Los turistas formaron parte de la danza.
Los jóvenes tratan de esquivar el látigo del diablo.
Le puso sabor al tambor, el boxeador Celestino Caballero.
El congo se viste al revés, burlándose del vestuario de los españoles.
Un encuentro lucido, que dejó con ganas de más a los turistas.
Cada máscara y cada tonada entusiasmaban al público a participar.
Algunos diablos empañaron la vistosidad del encuentro con la simulación de armas, en lugar de los látigos.
Los congos y diablos invadieron las calles de Portobelo, lo que convirtió al pueblo en un gran escenario.
King explicó que los colonenses no tienen espacios para desarrollar este gran espectáculo cultural, pero a pesar de ello, lo organizan y tratan de garantizar que su tradición y su cultura no desaparezcan.
King manifestó que ahora quienes participan o gustan de este Patrimonio Cultural, que es el baile congo y juego de diablo, se trasladan a los poblados próximos a la ciudad de Colón, pero allí también utilizan los espacios naturales, porque no se cuenta, al igual que en la ciudad, con un espacio establecido donde se pueda desarrollar el evento.
Que siga la fiesta
A pesar de los contratiempos y suspensiones de la “Danza del Bautizo de los Diablos” o el conocido “Juego de los Diablos” en la ciudad de Colón, los pequeños pueblos de Portobelo y de María Chiquita se convirtieron en un gran escenario el Miércoles de Ceniza, cuando los congos y los diablos se tomaron sus calles con su danza. Es una gigantesca obra teatral, narrada de generación en generación, donde el negro esclavo se burla de su opresor o esclavista español.
Es la danza del bien y el mal, que tiene sus personajes bien descritos: Juan de Dios o el Rey, La Reina Congo, El Pajarito, Los Arcángeles, el Diablo Mayor, Los Diablitos, y los demás congos.
En la Danza del Bautizo de los Diablos se narra de manera satírica la historia de cómo el español (el diablo) con el látigo castiga a los negros. Los arcángeles son quienes tratan de atrapar a estos últimos y llevarlos a los sacerdotes para que los bauticen.
Tristemente, esta tradición se pierde poco a poco en la costa atlántica, porque lo que era una fiesta esperada en cada calle de la ciudad de Colón, hoy es empañada por la delincuencia y el temor de que detrás de las máscaras se esconda algún agresor, en busca de generar violencia. Mientras, en las costas arriba y abajo, en cada uno de los pueblos donde se enarbole la bandera de los congos, allí habrá danza del diablo.
Fermín Garibaldi (Juan de Dios, o el Rey Congo) afirmó que las autoridades del Instituto Nacional de Cultura (INAC) deben prestar mayor atención a la fecha (Miércoles de Ceniza), llena de tradición del negro colonial, la Danza del Bautizo del Diablo, que forma parte de la cultura colonense. “El folclor no solo es en Azuero”, manifestó Garibaldi. Agregó que el Corpus Christi es otra fecha importante de las tradiciones celebradas por los colonenses y solo la organizan las autoridades con esfuerzo y recursos en otro sitio, pero no allí.
“El folclor negro lo olvidan”, añadió el personaje de Juan de Dios. Pero reconoció que también mucho se ha perdido cuando hoy, en las calles de la ciudad Colón, la delincuencia opaca este evento, y es por esto que no se realiza.
Lo cierto es que tanto turistas locales como extranjeros se volcaron a los pueblos de las costas de la provincia de Colón. Los espectadores esperaban en graderías improvisadas el espectáculo, que al final los envolvió en el juego, el sonido del tambor, el canto y el rítmico baile.